Autor Tema: El experimento del Washington Post: "Stop and hear the music"  (Leído 7181 veces)

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Desconectado edumalavida

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El experimento del Washington Post: "Stop and hear the music"
« en: 18 de Febrero de 2012, 14:48:46 pm »
A ver qué os parece, esta mañana lo he descubierto a través de Facebook:

Se trata de un experimento que realizó el Washington Post en 2007, "retando" a Joshua Bell, violinista de fama mundial que tres días antes había llenado el Boston Symphony Hall -asientos "medianamente buenos", 100$-, a tocar en la entrada de metro de L'Enfant Plaza de Washington como un músico callejero cualquiera.

Éste aceptó el reto y tocó durante 43 minutos -1097 personas pasaron por delante- un repertorio de piezas un poco más desconocidas con el violín que usa siempre, un Stradivarius de 1713 -de 3,5 millones de dólares, como dato tangible- (estos datos más prosaicos vienen del matiz un poco sensacionalista que se le da a la noticia en FB).

¿Qué ocurrió?

Os dejo primero el enlace a la reseña del experimento en el Washington Post y después la traducción hecha por alguien en Facebook (no totalmente exacta) de lo que pasó. Merece la pena tomarse el tiempo de leerlo: dan datos, descripción de las condiciones, hipótesis vertidas sobre lo que podría ocurrir, consideraciones filosóficas (más abajo lo comento), resultados concretos, sensaciones del músico, entrevistas a los que pararon así como vídeos de determinados momentos, etc. Un buen experimento sociológico (no como otros engendros que nos venden como tal) que nos obliga a recapacitar sobre bastantes cuestiones..


La reseña del Washington Post (con vídeos):

http://www.washingtonpost.com/wp-dyn/content/article/2007/04/04/AR2007040401721.html


La traducción hecha por alguien en Facebook (como he comentado, no totalmente rigurosa y un poco sensacionalista):

Un hombre se sentó en una estación de metro en Washington DC y comenzó a tocar el violín, era una fría mañana de enero. Interpretó seis piezas de Bach durante unos 45 minutos. Durante ese tiempo, ya que era hora pico, se calcula que 1.100 personas pasaron por la estación, la mayoría de ellos en su camino al trabajo.

Tres minutos pasaron, y un hombre de mediana edad de dio cuenta de que había un músico tocando. Disminuyó el paso y se detuvo por unos segundos, y luego se apresuró a cumplir con su horario.

Un minuto más tarde, el violinista recibió su primer dólar de propina: una mujer arrojó el dinero en la caja y sin parar, y siguió caminando.

Unos minutos más tarde, alguien se apoyó contra la pared a escucharlo, pero el hombre miró su reloj y comenzó a caminar de nuevo. Es evidente que se le hizo tarde para el trabajo.

El que puso mayor atención fue un niño de 3 años. Su madre le apresuró, pero el chico se detuvo a mirar al violinista. Por último, la madre le empuja duro, y el niño siguió caminando, volviendo la cabeza todo el tiempo. Esta acción fue repetida por varios otros niños. Todos sus padres, sin excepción, los forzaron a seguir adelante.

En los 45 minutos que el músico tocó, sólo 6 personas se detuvieron y permanecieron por un tiempo. Alrededor del 20 le dieron dinero, pero siguió caminando a su ritmo normal. Se recaudó $ 32. Cuando terminó de tocar y el silencio se hizo cargo, nadie se dio cuenta. Nadie aplaudió, ni hubo ningún reconocimiento.

Nadie lo sabía, pero el violinista era Joshua Bell, uno de los músicos más talentosos del mundo. Él había interpretado sólo una de las piezas más complejas jamás escritas, en un violín por valor de 3,5 millones de dólares.

Dos días antes de su forma de tocar en el metro, Joshua Bell agotó en un teatro en Boston, donde los asientos tuvieron un promedio de $ 100.

Esta es una historia real. Joshua Bell tocando incógnito en la estación de metro fue organizada por el diario The Washington Post como parte de un experimento social sobre la percepción, el gusto y las prioridades de la gente. Las líneas generales fueron los siguientes: en un entorno común a una hora inapropiada: ¿Percibimos la belleza? ¿Nos detenemos a apreciarla? ¿Reconocemos el talento en un contexto inesperado?

Una de las posibles conclusiones de esta experiencia podrían ser:

Si no tenemos un momento para detenerse y escuchar a uno de los mejores músicos del mundo tocando la mejor música jamás escrita, ¿cuántas otras cosas nos estamos perdiendo?
Por: Josh Nonnenmocher



El audio del concierto:

http://www.washingtonpost.com/wp-dyn/content/video/2007/04/09/VI2007040900536.html


Un vídeo:

Stop and Hear the Music


Y un extracto que me ha llamado la atención (como también lo ha hecho el relato de las sensaciones del violinista):

Even at this accelerated pace, though, the fiddler's movements remain fluid and graceful; he seems so apart from his audience -- unseen, unheard, otherworldly -- that you find yourself thinking that he's not really there. A ghost.

Only then do you see it: He is the one who is real. They are the ghosts.

IF A GREAT MUSICIAN PLAYS GREAT MUSIC BUT NO ONE HEARS . . . WAS HE REALLY ANY GOOD?

It's an old epistemological debate, older, actually, than the koan about the tree in the forest. Plato weighed in on it, and philosophers for two millennia afterward: What is beauty? Is it a measurable fact (Gottfried Leibniz), or merely an opinion (David Hume), or is it a little of each, colored by the immediate state of mind of the observer (Immanuel Kant)?

We'll go with Kant, because he's obviously right, and because he brings us pretty directly to Joshua Bell, sitting there in a hotel restaurant, picking at his breakfast, wryly trying to figure out what the hell had just happened back there at the Metro.



Desconectado Ángel H. Rodríguez

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Re:El experimento del Washington Post: "Stop and hear the music"
« Respuesta #1 en: 19 de Febrero de 2012, 00:03:32 am »
Pues hace unos meses ví algo muy parecido en la tele, pero el violinista en cuestión era Ara Malikian, que tocó Bach durante una hora en la estación de metro de la Puerta del Sol en Madrid. Se sacaba apenas para un café  ;D

Supongo que depende de muchos factores, el principal quizás la hora. Hace muchos años había un grupo de cámara que se ponía a tocar en la Puerta del Sol pero arriba, en la calle. Iban cada día por la tarde como el que va a un trabajo, y siempre tenían un corro enorme alrededor. Por un amigo común que conocía a dos de ellos que eran pareja, supe que se habían comprado un piso con el dinero que habían ahorrado tocando en Sol (era otra época, entonces te podías comprar un piso por cuatro o cinco millones de pesetas...). Eran muy buenos pero tocaban clásicos populares reconocibles por casi todo el mundo, nada de piezas raras de Bach. Pero claro, si se hubieran puesto en hora punta en el metro cuando la gente va con prisa al trabajo quizás no les hubiera ido tan bien, no sé... Además, mucha gente va floja de pasta en estos tiempos, y pararse a mirar genera unas expectativas de recibir dinero en el músico, así que mucha gente pasará de largo por no tener que echar dinero, quizás pensando que qué bien toca el tío ese y qué pena no tener para darle algo...

O quizás la gente que paga 100 dólares por una butaca para ver a ese gran virtuoso no tiene necesidad de coger el metro, y para el común de los mortales Joshua Bell tocando Bach no hace que se detenga el planeta...  Habría que ver si en lugar de ese señor estuviese Jennifer López, o Shakira o algo de ese estilo, igual ese día llegaba todo el mundo tarde al trabajo.

Desconectado RAMJUR

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Re:El experimento del Washington Post: "Stop and hear the music"
« Respuesta #2 en: 19 de Febrero de 2012, 08:18:35 am »
muy acertado tu comentario Angel  :aplausos:

los factores y el entorno son muy importantes para todo esto  :nota:

me hago una pregunta a todo esto ¿esos músicos tan talentosos y esa música tan sublime no son capaces de emocionar al personal? supongo que tambien habría que cuestionar entonces esto y no solo a la gente como una especie de masa amorfa que no entiende nada  :hmm:
Eres mas raro que un punteo de los Ramones

              

Desconectado Ángel H. Rodríguez

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Re:El experimento del Washington Post: "Stop and hear the music"
« Respuesta #3 en: 19 de Febrero de 2012, 13:19:39 pm »
muy acertado tu comentario Angel  :aplausos:

los factores y el entorno son muy importantes para todo esto  :nota:

Ésto me trae a la memoria una cosa que hablé con un amigo que siempre estaba pensando en lo mismo, hace muchos años... El tipo me planteaba que quizás si proponía relaciones sexuales a 40 mujeres al día, una o dos aceptarían. Intrigado por el asunto, le pregunté a una mujer de moral muy relajada que conocía entonces, y me respondíó que depende de la hora  ;D Esta persona era extraordinariamente promiscua, y sin embargo no todos los momentos del día eran para ella idóneos (contrariamente a la idea que yo tenía de ella  ;D ;D), el momento del día era el factor principal.

Hace cinco minutos, hablando de ésto del violinista con Amanda, que trabaja cerca de la Puerta del Sol, me decía que hay allí todos los días unos chavales que cree que son mejicanos y tocan rancheras y cosas así, y que siempre lo tienen petado, con un corro enorme alrededor.

me hago una pregunta a todo esto ¿esos músicos tan talentosos y esa música tan sublime no son capaces de emocionar al personal? supongo que tambien habría que cuestionar entonces esto y no solo a la gente como una especie de masa amorfa que no entiende nada  :hmm:

Es que la cuestión es que se suele decir que la música es un lenguaje universal, pero a mí no me parece que sea así. Joshua Bell tocando intrincadas piezas de Bach no se está comunicando con todo el mundo, no todo el mundo comprende esos códigos tan complejos. La música es quizás universal a unos niveles muy básicos de expresión (y ni siquiera), igual que todo el mundo comprende el inglés a niveles muy básicos (multitud de palabras utilizadas comúnmente, yo qué sé, playlist, home cinema, software, etc) pero no todo el mundo puede leer y entender a Joyce, ni todo el mundo puede escuchar y comprender a Messiaen. Por algún motivo aceptamos que si no tienes un nivel avanzado de inglés no puedes leer a Joyce, pero sin embargo no aceptamos que para escuchar determinados tipos de música hay que tener una cierta cultura musical y un oído entrenado, tendemos a justificar nuestra ignorancia con 'es cuestión de gustos'. Y claro, a veces ocurre que a pesar de comprender un lenguaje que has estudiado durante años, no te gusta cómo suena... En fin, en mi opinión ni Góngora es para todo el mundo ni Bach tampoco. Son sublimes para algunos, pero para casi todo el mundo son un coñazo, esa es la triste realidad. Preguntad a cualquiera... Eso sin entrar en si la gente se percata de si se trata de una figura internacional que toca un stradivarius de muchos millones de dólares o si es un estudiante de violín que saca buenas notas, con un instrumento de 1000 euros... No estoy seguro de que, sin conocer de vista al sujeto, muchos nos diésemos cuenta de ese matiz... Está bien lo que dice la limpiadora de zapatos, 'tocaba muy bien el tipo ese, es la primera vez que no llamo a la policía'  ;D ;D

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Re:El experimento del Washington Post: "Stop and hear the music"
« Respuesta #4 en: 19 de Febrero de 2012, 13:34:26 pm »
Hola.

Ángel, yo escucho a J. S. Bach desde niño -es decir, sin educación musical alguna- y jamás me pareciero un "coñazo" sino todo lo contrario. Mi "educación sentimental" con la músca se resume en los vinilos de mi madre y de mi padre, por ese orden. Es decir, Sibelius, Beethoven, Bach, Grieg, Liszt, Wagner, Chopin o Schubert por el lado materno; y Stravinsky, Gershwin u Orff por el lado paterno.
Yo "desemboqué" en el rock progresivo (y en el rock) en 1975, de la mano del Tubular Bells. Y desde entonces...
Lo del mariachi en Sol, si que es cierto que reune multitudes.
Nos leemos.
"Oui à Tout. Non à Rien" (Christian Vander)
"Together we stand, divided we fall" (Roger Waters)
"Hablando de la música, Hopkins dirá que es una 'arquitectura fluida'" (Theódore Stravinsky)
"No hay arte más injuriado que la música" (Francesco Malipiero)
Desverbatimizar da beneficios al artista y al minorista...

Desconectado Ángel H. Rodríguez

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Re:El experimento del Washington Post: "Stop and hear the music"
« Respuesta #5 en: 19 de Febrero de 2012, 14:18:09 pm »
Hola.

Ángel, yo escucho a J. S. Bach desde niño -es decir, sin educación musical alguna- y jamás me pareciero un "coñazo" sino todo lo contrario. Mi "educación sentimental" con la músca se resume en los vinilos de mi madre y de mi padre, por ese orden. Es decir, Sibelius, Beethoven, Bach, Grieg, Liszt, Wagner, Chopin o Schubert por el lado materno; y Stravinsky, Gershwin u Orff por el lado paterno.

Pero Carlos, me estás dando la razón. Desde niño te has habituado a escuchar a Bach y la música clásica en general. Desde niño has entrenado el oído. Es obvio que cuando digo que a casi todo el mundo Bach le parece un coñazo no estoy incluyendo a tu persona.

Desconectado edumalavida

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Re:El experimento del Washington Post: "Stop and hear the music"
« Respuesta #6 en: 19 de Febrero de 2012, 18:39:53 pm »
Por supuesto por un lado está el hecho de haber escuchado esa música desde que eras un niño, Carlos: a esa edad somos esponjas (y no es por el tópico) y asimilamos todo mucho más rápida y fácilmente. Yo no haría esa distinción entre "educación sentimental" con la música y "educación musical". Quizá sea de una forma no lineal o, digamos, estructurada, pero al final estás aprendiendo, te estás educando. Un ejemplo familiar sería lo que cuenta Antoine de Caunes en "Magma" sobre Vander: de pequeño escuchaba a Stravinsky y estaba acostumbrado a las visitas de músicos de Jazz. No creo que esa primera formación estuviese "organizada". Lo que te ha pasado es un auténtico lujo.

Sobre el tema en cuestión, hay un montón de temas a observar:

- Lo primero, he posteado la noticia como autocrítica: yo no sé si me habría parado a escuchar la música. Lo que sí que sé es que no habría reconocido a Joshua Redman ni habría apreciado la calidad de ese instrumento concreto, lo que me produce una gran pena, porque deja al descubierto más carencias culturales -ante mí mismo, que es lo que duele-.

- Hay muchos factores, efectivamente, que pueden hacer que uno se detenga o no: la sensibilidad personal, la educación, etc., pero también la prisa que se tenga, que se vaya con cascos, el día que lleve ese individuo, la hora que sea -como decía Ángel-... incluso que en ese momento cualquier circunstancia haga que la persona salga de su "burbuja", como que se le caiga algo, etc.

- Ángel, con tu comentario sobre el grupo en la Puerta del Sol me has devuelto un poco de fe en las personas: aún interpretando temas conocidos, es increíble que un grupo de cámara haya conseguido eso.

- Por otro lado, como ya se ha comentado, hay músicas más fácilmente asimilables: posiblemente si hubiese sido una banda tocando versiones de AC/DC alguien más se habría parado.

[Y quiero aprovechar para hacer una disquisición: enlazando con un comentario de David Fresno en el post del "Amantes del Prog Italiano", he aquí una prueba de algo que comentó y que acabo de ver de forma palpable: probablemente, de nuevo son especulaciones, una banda de versiones de AC/DC o de rancheras reuniría a más gente que un tio cantando versiones de Bisbal, porque en realidad el magnetismo (llamémoslo "X") de Bisbal sea personal más que musical.]

Por cierto, el párrafo de Ángel sobre el lenguaje universal y sus códigos, muy interesante, está también relacionado con el post al que me he referido donde hablaba de "un tipo de música (que) necesita una mayor preparación para ser asimilada y disfrutada". Digamos que rancheras o canciones de AC/DC entran ya dentro de nuestro de nuestro capital cultural. De alguna forma quién más, quién menos, todos hemos tenido acceso a esa música en algún momento y hace que nos resulte más sencilla de asimilar y disfrutar. Otra cosa es la preparación personal de cada uno, que hace de ese "goce" algo nimio comparado con el experimentado con otras músicas. Quizá ahí radique el quid de la cuestión.

- Tampoco hay que dejar de lado otro tema muy "humano": saber cuántas de esas personas que abarrotaron el Boston Symphony Hall habían ido a ver a Joshua Redman, y cuántas a que les viesen a ellos (y lo sé por dolorosas experiencias).

En cualquier caso pienso que es un problema de educación: por un lado cultural -nadie nace disfrutando esa música, hay que hacer que los niños tengan acceso a ella, si no es en casa (...), sí en la escuela, y por otro vital: saber establecer prioridades.


Desconectado Ángel H. Rodríguez

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Re:El experimento del Washington Post: "Stop and hear the music"
« Respuesta #7 en: 19 de Febrero de 2012, 19:06:35 pm »
posiblemente si hubiese sido una banda tocando versiones de AC/DC alguien más se habría parado.

Por poco tiempo, la mujer limpiabotas habría llamado a la policía  ;D

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Re:El experimento del Washington Post: "Stop and hear the music"
« Respuesta #8 en: 19 de Febrero de 2012, 19:11:05 pm »
 ;D
Yuraiah!!!!!!!!!
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Desconectado David Fresno

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Re:El experimento del Washington Post: "Stop and hear the music"
« Respuesta #9 en: 19 de Febrero de 2012, 21:45:54 pm »
A mí me parece que es difícil extraer conclusiones serias de un experimento así. Digamos que "hay poca muestra". ¿Y si hubiese sido a la salida del trabajo en vez de a la entrada?

Si voy a toda pastilla pues empiezo a pasar consulta a las 8:00h... pues voy con prisa. Si salgo del metro y veo a Vini Reilly a la entrada, guitarra en mano... puedo reconocerle... puedo escuchar Sketch For Summer... y me encantará, me parecerá la leche, será una sorpresa increíble pero... porras... a lo mejor no tengo tiempo y con todo el dolor de mi corazón... a lo mejor no me puedo parar a escucharle.

Pero vamos... sin realizar experimentos creo que es obvio que en muchos ambientes la belleza no es apreciada, no es bien recibida y que en otros hablar de ella puede ser incluso sospechoso. Por otro lado... hay personas que precisan un teatro, una recomendación por parte de tal crítico, una entrada cara y miles de personas aplaudiendo alrededor para dar valor a lo que tienen delante. Y seguramente en muchas ocasiones yo sea una de esas personas y en otras ocasiones no: me considero bastante inculto como para paladear muchas de las cosas que suceden a mi alrededor, aunque es probable también que esa ignorancia me ahorre algunos quebraderos de cabeza que no siempre son prácticos.

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Re:El experimento del Washington Post: "Stop and hear the music"
« Respuesta #10 en: 21 de Febrero de 2012, 14:20:17 pm »
Una parada de metro no es el lugar mas adecuado en mi opinion, lo normal es que salgas con un poco de prisa y ganas por volver a la superficie. Ciertamente algunos de estos musicos callejeros tocan muy bien. Siempre recuerdo enfrente de la catedral de Granada, un guitarrista que toco de repente " Horizons" de Genesis de una forma magistral, creo que es la unica vez que di un euro por la calle  ;D