Offering – Paris Théâtre Déjazet 1987

CD I
01 – Lohengrin - Prelude (Richard Wagner) – 8:25
02 – Olé (John Coltrane) – 5:30
03 – Cosmos – 2:15
04 – A Fïïèh – 8:40
05 – Les Anges – 11:30
06 – Les Cygnes – 5:17
07 – Solitude – 4:05
08 – La Nuit du Chasseur (Walter Schuman) – 1:46
09 – Les Vagues (Simon Goubert) – 2:17
10 – Lush Life (Billy Strayhorn) – 5:01
11 – Joïa – 22:21
CD II
01 – Another Day – 47:20
Incluye “Et le temps a Passé…” (Simon Goubert)
02 – Anta (Marcault) – 7:43
03 – Chorus de batterie introduction à “You’ve got to have freedom” – 14:26
04 – You’ve got to have freedom (Pharoah Sanders) – 5:56
Stella Vander – voz (CD 1, temas 02 a 06 y 08; CD2, temas 01 y 04), coros (CD 1, temas 02, 04, 07 y 11; CD2, tema 01), teclados (CD1, temas 06 y 09) y percusión (CD1, tema 11; CD2, temas 01 y 02).
Guy Khalifa – flauta (CD 1, temas 02, 04, 05 y 11), coros (CD 1, temas 02, 04, 07 y 11; CD2, tema 01), voz (CD 1, temas 03, 04 y 10; CD2, temas 01, 02 y 04), Fender Rhodes (CD2, tema 01) y presentación de los músicos (CD2, tema 04).
Isabelle Feuillebois – coros (CD 1, temas 02, 04 y 07; CD2, tema 01), voz (CD 1, tema 03; CD2, tema 04) y percusión (CD1, tema 11; CD2, tema 02).
Sandrine Fougeres – coros (CD 1, temas 02, 04 y 07; CD2, tema 01), percusión (CD2, tema 02) y voz (CD2, tema 04).
Emmanuel Borghi – piano (CD 1, temas 02 a 04 y 08 a 10; CD 2, tema 04), Fender Rhodes (CD 1, temas 07 y 11), teclado (CD2, tema 01) y percusión (CD2, tema 02).
Simon Goubert – Fender Rhodes (CD 1, tema 02; CD2, tema 04), teclados (CD 1, temas 03 a 05, 08 y 09), piano (CD1, temas 07 y 11; CD2, tema 01), batería (CD 1, tema 10) y coros (CD1, tema 11).
Frédérique Briet – contrabajo (CD 1, temas 02, 04 y 09 a 11; CD2, temas 01 y 04) y percusión (CD2, tema 02).
Jean-Marc Jafet – bajo eléctrico (CD 1, temas 02, 04 y 11; CD2, temas 01 y 04) y percusión (CD2, tema 02).
Pierre Marcault – percusión (CD 1, temas 02 a 05, 09 y 11; CD2, temas 01, 02 y 04).
Marc Delouya – percusión (CD 1, temas 02, 04, 05, 09 y 11; CD2, temas 01, 02 y 04), voz (CD 1, tema 03) y coros (CD1, tema 11).
Jean-Claude Buire – batería (CD 1, temas 02, 04 y 11; CD2, tema 01) y percusión (CD1, temas 03 y 09; CD 2, temas 02 y 04).
Christian Vander – voz (CD 1, temas 04 a 07 y 11; CD2, tema 01), piano (CD1, temas 05 y 06), percusión (CD1, tema 11; CD2, tema 01), batería (CD2, tema 01, 03 y 04) y flauta dulce (CD2, tema 01).
Todo compuesto y arreglado por Christian Vander, salvo otra indicación. Registrado entre los días 5 y 16 de mayo de 1987 en el Théâtre Déjazet de París. Editado como undécima referencia de la serie AKT por Seventh Records en 1998.
Comentaba Paco Peiró en su libro
La Madrugada Eterna, antes y después del Ambient, que el público francés había quedado atrapado entre el Cementerio de Arlequines y el Planeta Kobaïa; y que lo de Magma era puro Síndrome de Estocolmo. Y debemos darle la razón, porque la atención del respetable galo a los grandes grupos de la época le distraía de propuestas más experimentales de la riquísima escena francesa, con Richard Pinhas y su Heldon a la cabeza. Nosotros, sobre lo segundo… hemos sido testigos de ello. Algo hay en Magma que genera adicción. La búsqueda del trance, lo melodramático, la pasión sin límites aparentes… Algo existe en la naturaleza de su música que atrapa al oyente y lo hace copartícipe de algo similar a un ritual. Esto es más obvio tras la asistencia a un concierto que ante las grabaciones recogidas en disco. Después del primer concierto de Magma surge la pregunta, un tanto retórica, ¿puede ser la música así? Ni siquiera lo sabíamos, pero resulta que sí puede ser así.
Offering participa de esto, pero más que de liturgia lo suyo es la celebración colectiva. Es también la respuesta a la necesidad de Christian Vander ser uno mismo cambiándolo todo. En un concierto como el del
Théâtre Déjazet se nota que los músicos gozan con el espectáculo y su entusiasmo se desplaza al público, que celebra cada detalle, cada muestra de musicalidad con un genuino alborozo. Nos recuerda que en un recital, idealmente, los artistas nos cogen de la mano para realizar un viaje. Porque eso es lo que parece este disco, una sucesión guiada de paisajes sonoros. También es Offering, claro y aunque parezca retórico. Lo es incluso en mayor medida que en el único disco publicado por ellos en la época de estos recítales; y por su contenido: lo jazzístico, lo pianístico, lo relativo a la percusión, lo vocal y lo acústico.
Aunque estamos en plenos años ochenta, la propuesta musical de estos recitales en sí mismos no nos parece anclada en esta época y se nos antoja como básicamente atemporal, dentro de la innegable originalidad que planteaba Offering. Eso sí, las pocas imágenes que contiene el doble álbum sí anclan la grabación en esta época por la caracterización y ropa de los músicos y su puesta en escena. Esa estrafalaria mezcla étnico cósmico circense de modernidad de plástico, superada por el minimalismo estético –todos de negro– de los años noventa. Esta estética grotesca, propia de la época, tiene connotaciones incluso mortificantes, ante imágenes que son francamente ridículas. Uno podría preguntarse quién es el
Clown y quién el
Augusto, pero aquello era algo que se arrastraba desde los primeros años ochenta, cuando esta estética se impuso en Magma.
El doble álbum que recoge material de estos recitales contiene piezas que nunca aparecieron en los discos de estudio junto con adelantos de
III-IV y de
A Fieëh. Entre lo nuevo hay presagios del primer disco de Stella Vander para Seventh y de la obra maestra de Christian Vander en solitario,
Les Cygnes et les Corbeuax. Puede comprobarse, una vez más, este carácter aglutinante de Offering en la obra Vanderiana.
Hay un gran número de músicos, con algunos instrumentos duplicados: dos pianista, dos bajistas, varios cantantes, varios percusionistas… Pero no se trata sólo de tener números pares, ya que encontramos piano acústico y eléctrico, contrabajo y bajo eléctrico, voces masculinas y femeninas… Y es más, casi todos estos músicos tocaron varios instrumentos, por lo que la panoplia sonora fue grande.
En concreto, la presencia de los dos bajos nos remite directamente a la noción de bajo aéreo y terrestre del Magma de
Attahk y formaciones posteriores del grupo, pero también a Coltrane. En la grabación original de “Olé” –en el álbum así llamado, grabado en marzo de 1961, y en
Africa Brass fruto de unas sesiones cercanas–, ya encontramos dos contrabajistas. No creemos que sea casual este antecedente. Mucho en la obra de Vander tiene su origen en una reelaboración de ideas del saxofonista. Inspiración u homenaje, pero nunca plagio.
Théâtre Déjazet es una muestra variada de músicas posibles. Tanto que incluso sorprende en sus extremos. Lo primero que nos encontramos es una grabación del
Preludio de Lohengrin, de Richard Wagner. ¿Wagner? Pensamos la primera vez… ¿No sería mejor el primer movimiento de “Música para Cuerda, Percusión y Celesta” de Bartók? ¿Wagner? ¿En cinta? En verdad, deberíamos abandonar toda pregunta y dedicarnos a escuchar la música, ya que no es una pieza breve, y dejarnos llevar por su belleza. Aquélla, establece un cierto estado de ánimo, como la muy incomprendida, larga y cuasi silente, improvisación de “Moonchild”, que prepara el terreno para el tremendo impacto de la entrada de “In the Court of the Crimson King”, en el debut de aquel grupo, tan conocido. En el contexto de este álbum, aquí, por contraste, estando sumergidos en un mundo de la exquisita belleza melódica wagneriana, de emoción apenas contenida, todo se quiebra debido a la irrupción del contrabajo, que presenta
“Olé”, composición de John Coltrane y primera pieza del concierto. En la grabación original del tema, el saxofonista pidió a sus músicos que lo interpretaran con “sentimiento árabe”, pero al oyente español no se le escapará que esta pieza es una versión transformada de la canción popular “El Vito”. Coltrane era consciente de este origen español al titular la pieza –y el álbum que la contiene– como lo hizo. No hay saxo aquí y las melodía son llevadas por la flauta y las voces, en especial la de Stella Vander.
En fortísimo contraste sigue
“Cosmos”, en la que nada es jazzístico y todo remite de alguna forma a música académica un tanto minimalista. Voces femeninas sobre teclados repetitivos. La pieza se grabaría años después en el álbum
A Fieëh.
Christian Vander podrá haber sido el líder de Offering, como efectivamente era, pero dosificaba su presencia. Su primera intervención fue como cantante en el tercer tema del recital (cuarto del primer CD),
“A Fïïèh”. Es como si aparte de su papel central como compositor, cantante o intérprete, hubiera prevalecido su faceta de promotor, o incluso instigador, de situaciones musicales, como precisamente eran estos conciertos de Offering. El tema aparece unido al anterior y la entrada de Vander es vitoreada. Es una pieza larga y densa con búsqueda de un cierto clímax. La voz de Christian Vander estaba aún un tanto “fría” y se nota como le costaba llegar a sus agudos característicos. Ésta era otra canción inédita que años después aparecería en el álbum
A Fieëh dándole título. Desconozco la razón de las dos escrituras diferentes para el titulo de la pieza.
Siguen dos piezas inéditas que recuerdan mucho la estética de álbumes de Christian Vander como
To Love o
Les Cygnes et les Corbeaux. En
“Les Anges” la voz solista es primero de Christian Vander, luego de Stella Vander para seguir con un solo de flauta y un final del tema entre las voces como en espiral. Todo ello con apoyo de teclados repetitivos. Muy bello y contenido. En
“Les Cygnes” Stella y Christian Vander se quedaron solos en escena acompañándose con teclados y piano, respectivamente. La primera voz en escucharse es la de Stella a la que le sucede la de Christian, para fundirse en un dúo. Al doblarse las voces se nota que no es una improvisación, ya que cantan las mismas líneas al unísono.
Sigue
“Solitude”, canción sobre Coltrane cantada en inglés por Christian Vander, con una gran intensidad y emoción. Es la primera muestra de
I-II en el recital. Después del tema Vander se retiró de escena.
“La Nuit du Chasseur” es una vaporosa canción en la que Stella canta apoyada por dos teclados. Esta pieza la recuperaría para su primer álbum para Seventh Records. La música desemboca sin solución de continuidad en la composición de Simon Goubert
“Les Vagues” que, efectivamente, suena como olas –tres teclados, contrabajo y percusiones– antes de desembocar en una versión, muy ortodoxamente jazzística, de la canción de Billy Strayhorn,
“Lush Life”. Aquí puede apreciarse la calidad de la voz de Guy Khalifa, que bien podría dedicarse a este repertorio, y podemos escuchar a Goubert a la batería. El tema fue grabado e interpretado en su día por John Coltrane.
Vuelve Christian Vander para el delirio vocal que es
“Joïa”. Sobre pianos repetitivos se desarrolla la parte vocal, de sabor étnico, de Vander, siempre en un crescendo en intensidad. En un momento dado hay un solo de flauta, tras el cual vuelven las voces con gran intensidad desembocando una sección en la que las protagonistas con las percusiones; para que vuelva la voz de Vander con gran intensidad para finalizar este largo tema. Aquí finaliza el primer CD.
En el comienzo de
“Another Day” hay tantas resonancias góspel, tan afroamericanas, que no pude negarse un carácter de celebración colectiva en esta música. En un acto sumamente paradójico, esta versión, de un entusiasmo tan contagioso para público e intérpretes, alberga la interpretación de una pieza a piano solo de Simon Goubert,
“Et le temps a Passé…”. El contraste es grande. Que más se puede decir sobre este tema, buque insignia de Offering, que no se haya dicho ya. Quizá indicar que ante la intensidad de esta versión, la publicada posteriormente en
III-IV suena como inhibida, tímida, en comparación con ésta.
“Anta”, composición de Pierre Marcoult, es una pieza animadísima, tocada sólo con instrumentos de percusión y la voz, extremadamente tribal, de Guy Khalifa. Por lo que se oye, el público se los pasó realmente en grande.
Chorus de batterie introduction à “You’ve got to have freedom” significa la vuelta de Christian Vander a escena. Un solo largo, típico de su autor, que acaba desembocando en
“You’ve got to have freedom” , que es meramente un excusa para que Guy Khalifa presente aprovechando el tema, que es festivo y alegre, a los músicos.
Guy Khalifa, al que he apreciado como se debe gracias a este conciertoCon la vivacidad intrínseca añadida de los buenos discos en directo,
Paris Théâtre Déjazet 1987 es como un resumen de todo Offering, en un punto medio de su evolución. Aparecían muchos músicos, piezas ya grabadas en estudio o no, y lo hacían con una gran variedad de modos, maneras, ambientes y arreglos, que minimizaban la reiteración y aseguraban variedad en el espectáculo.
La lógica de los recitales parecía ser la de llevar al espectador de la mano, a través de piezas que mostraban aspectos parciales de Offering hacia el camino de la experiencia definitiva que era “Another Day”, culminación integradora de los aspectos más definitorios del proyecto. Lo anterior es una suma de aspectos parciales, canciones cantadas por diversos solistas, piezas de jazz y el delirio étnico vocal de Christian Vander en “Joïa”. Todo esto es un entramado que prepara y allana el terreno hacia la experiencia total del homenaje a Coltrane que es “Another Day”. Es el clímax absoluto, la cima, el ápex. Después y en buena lógica sólo cabe la despedida en la recta final de la actuación, con el homenaje a los percusionistas, el “anhelado” solo de batería de Vander y la presentación de los músicos, integrada en la versión de Pharoah Sanders.
Si hubiera que definir con una palabra a esta música, ésta sería “exuberancia”.
Carlos Romeo