De verdad que, después de escuchar por primera vez este disco, me quedé con ganas de darle el pésame a Kevin. ¡Pero por favor, cómo se pueden "arreglar" así unas canciones que, sin la intervención de los productores, hubieran sido buenas!

La única que yo salvaría de todo el disco sería
Champagne and Valium, y aun así he llegado a cometer la osadía de destrozarla yo misma en la ducha (de mis habilidades canoras mejor hablo en otro momento).

Creo que "el afoto" de la portada dice ya mucho de lo que se va a encontrar uno en el disco: Ayers, que en la época andaba regular de pasta, teniendo que decir amén a los directivos de la discográfica, que querían convertirle en un
rockero de los que había de moda en aquellos años. Y no funcionó, claro.

Aun así, una, en su optimismo, piensa que las canciones (que, insisto, no son tan malas como parecen después del "tratamiento") se podrían recuperar, regrabándolas decentemente y, tal vez haciendo un disco con ellas. Yo doy la idea, ¿eh? Y si cuela, cuela.
