De todos los discos "ochenteros" de Ayers, tal vez sea éste al que le pongo mejor cara. Como en el resto de los discos de esta época, tenemos canciones buenas, pero destrozadas por unos arreglos horrorosos (los tecladillos de
That's what you get y
Where do I go from here dan ganas de llorar y de arrearles una colleja a los productores. Más de lo segundo). Pero también hay canciones simpáticas, como
You never outrun your heart o
Money, money, money, que es perfecta para cantarla con el puntillo cervecero cogido.
Super Salesman me encanta, y las dos últimas,
I'm so tired y
Where do the stars end, son dos preciosidades.
