Ostras... a mí me gustan muy pocas cosas de la televisión. Normalmente veo
Camera Café, a veces
Los Simpson (¡me encantan!

) y algún telediario. Pero no de manera habitual.
Sé que es una postura tonta y que quizá no conduzca a nada, pero no me gustan nada las retransmisiones deportivas, los teleconcursos ni los programas rosa, y me parece mal contribuir con mi fracción de audiencia a que se malgaste el dinero público.
Odio ver cómo los telediarios dicen las cosas como mejor les parece, cómo me hablan en múltiples programas de la vida no ya de toreros (también odio los toros y no considero descabellada su prohibición), sino de sus amantes y de los amantes de las que fueron sus amantes. Hay toda una pléyade de personajuchos aprovechándose del dinero público. Por supuesto las privadas pueden hacer lo que quieran, pero me joroba que con mi dinero se pague a profesionales de la pereza como Carmen Martínez Bordiú. Este caso me parece especialmente grave pues ¡ha presumido en alguna ocasión de no haber trabajado nunca! Cada uno puede estar orgulloso de lo que quiera, pero considero vergonzoso que parte del dinero que surge de mi trabajo vaya a parar a esta mujer, que se ríe de la sociedad pues tiene pingües ingresos pese a no haber doblado el lomo nunca. Creo que tenemos muy poca dignidad si le reímos la gracia a esta mujer.

Realmente, ¡la televisión podría ser de otra forma!
Perdón por el mítin, porque resulta que es un hilo de broma (por cierto... ¡es descacharrante!). Que conste que hablo de lo que yo hago, y no lo planteo como invitación a nada. Es simple y llanamente una pataleta...
