MIKE OLDFIELD
MAN ON THE ROCKS(2014)
Por jolubur

Temas:
1."Sailing" - 4:44
2."Moonshine" - 5:48
3."Man On The Rocks" - 6:11
4."Castaway" - 6:35
5."Minutes" - 4:50
6."Dreaming In The Wind" - 5:28
7."Nuclear" - 5:02
8."Chariots" - 4:43
9."Following The Angels" - 7:04
10."Irene" - 3:57
11."I Give Myself Away" - 5:12
Todos los temas compuestos por Mike Oldfield, excepto I Give Myself Away, compuesto por William McDowell
Personal:
Mike Oldfield: Guitarras eléctricas, guitarras acústicas, bajo, voces, teclados, ingeniero de grabación y producción.
Luke Spiller: Voz líder.
John Robinson: Batería.
Leland "Lee" Sklar: Bajo.
Michael Thompson: Guitarras eléctricas y acústicas.
Stephen Lipson: Guitarras eléctricas y acústicas, ingeniero de grabación y producción.
Matt Rollings: Piano y B-3.
Davy Spillane: Silbatos (en "Moonshine").
Paul Dooley: Violín (en "Moonshine").
Bill Champlain; Alfie Silas Durio; Carmen Echols; Rochelle Gilliard; Judith Gill; Kirsten Joy; Jason Morales; Louis Price y Tiffany Smith: Coro (en "Following The Angels").
Producido y grabado por Stephen Lipson y Mike Oldfield
Grabado en estudios de Nassau, Bahamas, Los Angeles y Londres
El 3 de marzo de 2014 vio la luz el nuevo disco de Mike Oldfield. Primero tras un largo paréntesis de 6 años, cuando presentara the Music of Spheres. Si no me equivoco este lapso de tiempo entre disco y disco ha sido el más largo de toda su carrera hasta este momento.
A esas alturas, las expectativas que podía generar un disco de Mike Oldfield eran más bien escasas, habida cuenta de la baja calidad de la mayor parte de sus últimos álbumes, especialmente a partir de Millenium Bell. Si bien, debería exceptuar aquí la cierta recuperación que supuso Music of Spheres, aunque, en este caso, personalmente, tengo serias dudas sobre el porcentaje de participación de Oldfield en la composición final del álbum.
Desde que Oldfield diera el pelotazo comercial con Moonlight Shadow, su carrera ha deambulado sinuosamente entre la búsqueda de un nuevo éxito comercial, a través de canciones de formato pop similares a aquella, y la recuperación del prestigio (y también del éxito, claro) que supuso Tubular Bells y sus primeros álbumes. La fortuna, en esta búsqueda, ha sido desigual aunque con clara tendencia a la mediocridad. En estos últimos años, Oldfield parecía dispuesto a dejarse de ambajes y apostar directamente por la exacerbación de aquellos elementos que caracterizaban tanto Moonlight Shadow como Tubular Bells.
En ese sentido, The Music of Spheres era el disco más sinfónico que ha producido Oldfield, llevando las reconocibles estructuras de sus primeros álbumes al ámbito de la música clásica, de un modo que superaba lo que, en su momento, hiciera con Incantations.
Ahora, parece optar por lo contrario y se vuelca en hacer un álbum completamente integrado por temas pop de 4 o 5 minutos, tal y como hiciera, años atrás con el fallido Earth Moving. Pero, si allí acudía a una pléyade de cantantes, aquí opta por fichar a una única voz. El elegido es el casi desconocido Luke Spiller, cantante del grupo inglés The Struts. Un tipo con un aire que recuerda marcadamente a Freddy Mercury, del que se declara ferviente seguidor.
Todos los temas del álbum están compuestos por el propio Oldfield, salvo el último, que es una versión del gospel de William McDowell, “I Guive Myself Away”.
El hecho de que sea un solo cantante el que interviene en el álbum dota a este de una mayor homogeneidad de la que tenía Earth Moving, aunque, particulamente, y puestos a elegir entre dos discos que me dicen más bien poco, me quedo con aquel, aunque sólo sea por la implicación de músicos como Adrian Belew o Maggie Reilly. Si Earth Moving fue un disco fallido, este Man on the Rocks es, simplemente, innecesario. Francamente, no creo que a estas alturas ningún seguidor de Oldfield tuviera necesidad de una nueva colección de canciones pop, mientras que, como se vió, tampoco incluía material como para trascender las fronteras de su auditorio habitual.
No creo necesario hacer una reseña tema a tema, habida cuenta de la uniformidad del disco y de que, en realidad, ninguna canción me ha dejado una huella especial, navegando por ese terreno intermedio en el que el pop agradable y bien facturado casi nunca deja paso a algo verdaderamente trascendente.
La labor instrumental de Oldfield en el álbum es bastante reducida, adoptando el tradicional papel de acompañante y aportando algunos solos guitarrísticos marca de la casa que, igualmente, resultan ya demasiado trillados.
Si acaso, destacar la fuerte impronta de Queen que Spiller traslada a un tema como Nuclear, pero, si tuviera que quedarme con un sólo tema como representativo del álbum, quizás elegiría el que da título al disco, Man on the Rocks, por encima de los dos singles que se extrajeron: Sailing y Moonshine, un tema cuyo inicio recuerda poderosamente al comienzo del Cover my eyes de Marillion.
Y hablando de singles, no puedo dejar de hacer mención al horrible vídeo de presentación de Sailing, grabado en las Bahamas y con paseo en barco incluido.
El álbum se presentó en tres formatos: el sencillo, que incluía solamente los 11 temas; una versión deluxe, que incluía un segundo disco con los mismos temas, pero en versión instrumental; y una caja Super Deluxe Edition que incluía un tercer disco con diversas demos.
Hay que señalar que, en contra de lo que pudiera aventurarse, los 11 temas instrumentales de la versión Deluxe tampoco es que aporten demasiado a los cantados, ya que no se trata de versiones diferentes, con mayores desarrollos instrumentales o donde la voz es suplida por la guitarra u otros instrumentos sino que, en la mayor parte de las ocasiones, al menos, diera la impresión de ser simplemente el track de base, sin el añadido de la voz. Tratándose de canciones pop de poca complejidad musical, el disco sin las voces resulta especialmente aburrido. No obstante, digo esto con toda la prevención del mundo porque he de reconocer que no me he parado a hacer el ejercicio comparado de ir relacionando, tema a tema, la versión cantada con la instrumental.
Tampoco puedo aportar nada respecto del tercer disco de la versión Super Deluxe, ya que no lo he escuchado, aunque aventuraría a que, dado el material, tampoco es esperable ninguna maravilla aquí y, después de la experiencia de Heaven's Open, el hecho de que estas demos sean cantadas directamente por Oldfield tampoco parece garantizar nada.
En definitiva, un disco bastante insulso del bueno de Oldfield que, sin bajar a las profundidades que supuso la trilogía Millenium Bell-Tres Lunas- Light+Shade, tampoco es que le devuelva a especiales laureles.
Un disco de pop digno, con los tradicionales guitarreos del músico, algún que otro aire celta y los habituales ingredientes que vienen condimentando la música de Oldfield desde hace ya muchos años.