Y ahora vamos con el que es, sin duda, el disco más "experimental" de Joni Mitchell.
Un disco que siempre ha tenido grandes detractores y grandes defensores.
En la obertura, por ejemplo, suenan diversas guitarras simultáneamente afinadas en distintas afinaciones, mientras que hay largos temas de desparrame percusivo y, por supuesto, mucho elemento jazzístico.
Entre los músicos destaca un expléndido Jaco Pastorius al bajo, que se ve favorecido por una grabación que, siendo de 1977, hoy día resulta aún prodigiosa. El disco suena contundente y prístino, con una profundidad en el bajo y unas vibraciones en las percusiones que son una delicia.
Además, participa otra gente Wayne Shorter, Don Alias, Airto Moreira o Larry Carlton.
Para mi, este disco supone una dupla con "Mingus", su siguiente y último disco para el Sello Asylum. Ambos constituyen la faceta más jazzística de la canadiense. Una faceta que, sin embargo, ya había iniciado en discos anteriores y a la que volvería, aún con menor impronta, pasado el habitual "bache" de los 80.