Coleccionar es un vicio de los más tontos. Y lo digo con conocimiento de causa...
Afirmación muy discutible
Casi todo lo es.
Perdona, Edu. No tenía tiempo y dejé simplemente esa afirmación categórica, sin mayor explicación.
Lo que quería decir es que lo del coleccionismo, en mi opinión, no es simplemente una acumulación de objetos sino que puede tener un trasfondo o vincularse con objetivos mucho más interesantes.
Como todo, depende de la magnitud que alcance la afición. En mi caso, mi coleccionismo nunca me llega a tener veinte ediciones del mismo disco, sino que se trata más de un cierto "completismo" que me aqueja cuando me enfrento a un músico o gruo que me llama mucho la atención. Una vez he escuchado un número de discos suficientemente amplio de su obra y veo que todos ellos me acaban por gustar, es fácil que me de por acabar por conseguir todos los demás. Y no es por simple deseo de acumulación, sino porque me interesa conocer todos los aspectos de su obra. Actividad que complemento con lecturas de libros, artículos, etc.
Muchas de esas obras, probablemente, sean menores respecto de lo más granado de su obra, pero me gusta entender ésta última en relación con cual ha sido el proceso que le ha llevado ahí o cómo se ha desplazado hacia otros terrenos.
Todo ello, eso tengo que reconocerlo, en el marco de una época en la que el objeto también tenía un valor en si mismo. Me gusta tener y retener el objeto y no solamente una grabación en un pen drive o una escucha en Spotify. Me encantan las ediciones Deluxe, aquellas que incluyen material adicional y, generalmente, cuando ésta incluye todo lo que aparece en ediciones más simples, lo que hago es sustituir estas por aquellas. Ya digo que no tengo afán de acumulación sino de tener esa versión que mejores condiciones ofrece, tanto de sonido como visuales.
Por otra parte, la vinculación con el objeto físico tiene otro elemento que, en mi caso, ejerce un factor "limitante" para acotar un terreno de juego que, de otro modo, sería inabarcable. Comprar un disco supone destinar un dinero, un tiempo y un espacio a algo, lo cual indefectiblemente me lleva a una mayor vinculación con la música que contiene; una especie de obligación implícita de escuchar con mayor atención esa música de la que, generalmente, dedico a músicas que escucho simplemente en formato digital.
Si sólo oyera música en este formato, acabaría por no escuchar más de una vez cada disco, lo que haría que me entrara por un oído y me saliera por otro. Preciso de una mayor vinculación con el objeto para que dedique a la música, al menos, las escuchas necesarias como para procesarlo correctamente.
Es indudable que las cosas (y las obras artísticas en particular) tienen un valor per se, al margen del objeto en el que se contengan, pero también es cierto (cualquier psicólogo lo sabe) que el valor económico, el que eso esté contenido en un objeto físico de mayor o menor valor, contribuye a que ese valor resulte más o menos explícito.
Es el convencionalismo en el que todos nos movemos. Uno puede ponerse una piedra pomez en un anillo y pensar que es tan bonita o más que un diamante, sin embargo, es dificil que uno asuma internamente que ese anillo tiene el mismo valor que el de diamantes. Hay factores psicológicos que se añaden a la simple apreciación del hecho musical.