Y del mismo paquete, un disco muy experimental -segundo que tengo del músico alemán- y, en contra de lo que de primeras pudiera parecer, más que de ambiental, de una experimentación con las texturas, jugando con las posibilidades de la tuba y de diferentes configuraciones suyas así como con procesamento electrónico posterior. Como reza la última frase del parco libreto, "In search of the ultra low harmony".
Producido por
Lutz Glandien y echando mano de los recursos que
Vogt tiene a su disposición, el tubista hace una música ora radicalmente experimental, ora cercana a la sacra -no en vano cuatro de las piezas están grabadas en iglesias-, como tocada por un órgano alienado, acompañándola en ocasiones por un pulso de origen electrónico, y siempre oscura, muy oscura, llegando por momentos a resultar incluso amenazadora.
Es curioso, me costaba decidir si me gustaba o no (que sí: si no, no me habría extendido tanto sobre él

); en cualquier caso, es un disco que no deja indiferente. Aunque tras unas escuchas no llegue a enamorarme, sí resulta de lo más interesante por la inquietud que demuestra el músico.
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