A ver, doy mi opinión absolutamente particular.
La Sala Galileo es una sala pequeña (aunque no demasiado), donde la mayor parte del aforo está sentado alrededor de mesas donde puedes ver el concierto mientras te tomas una cervecita.
Estaba bastante llena. Desde luego, todas las mesas ocupadas y alguna gente de pié, aunque uno se pregunta siempre cómo demonios puede ser rentable un concierto donde tocan 10 músicas (más la gente que puedan llevar), de los cuales unos cuantos vienen de Estados Unidos, cobrando la entrada a 10 euros.
Contando por lo alto, habría 120 personas, lo cual supone la friolera de 1200 euros. Vamos que con eso no se pagan ni el billete para ir allí.
Uno podría pensar que se lo sacan del merchandising, pero curiosamente, cuando fui a adquirir el último disco de Discipline.. ya lo habían agotado. Debían llevar 3 ejemplares. Carlos logró pillar uno, yo tuve que encargarlo al día siguiente a Amazon. Llevaba semanas sin pillarlo esperando a "hacerles el favor" comprándoselo en el concierto y resulta que llevan sólo ejemplares contados. Alucinante.
Vayamos con el concierto.
Primero salieron Kotebel. No conozco en profundidad al grupo. Tan sólo he escuchado sus dos últimos discos que, según comentarios, son los mejores. En este caso venían acompañados por Omar Acosta a la flauta que, ciertamente, hizo un buen trabajo y que, por momentos, se convirtió en el centro de la actuación.
El concierto fue impecable desde el punto de vista técnico, aunque tengo que confesar que, personalmente, se me hizo un poco reiterativo. No sé si la elección del repertorio resultó demasiado homogénea o es que el desconocimiento del mismo me permitía pocas claves pero habría agradecido algo más de variación. Por ejemplo, en el Concierto para piano hay fragmentos de un lirismo enorme que estuvieron ausentes en el concierto. Me dejaron, no obstante, con muy buen sabor de boca y con ganar de profundizar en sus discos. No es poco.
Pero, para mi, la verdadera sorpresa fue Discipline. Tampoco era un grupo que conociera demasiado. Sólo había escuchado un par de veces algún disco en las últimas semanas y, ciertamente, me gustaban pero no me mataban, catalogándolos como uno más de los grupos neoprog con claras influencias de, en este caso, VDGG-Peter Hammill y Genesis. A pesar de su nombre que, al parecer, es como homenaje al disco de King Crimson, lo cierto es que veo poco crimsoniano en su propuesta.
Sin embargo, poco podía imaginar que en directo el grupo se transformara tanto. Aunque, más que el grupo, debería decir Matthew Parmenter, ya que, para mi, se trata de uno de esos ejemplos de solista encubierto en un grupo. Los otros tres músicos pueden ser mejores o peores, pero, a pesar de algunos interesantísimos desarrollos instrumentales, el peso del concierto, tanto en la parte vocal como en la de teclados, recae en Parmenter.
Como siempre, salió con la cara pintada de blanco y dos rombos en los ojos. algo que, según él mismo, le permite distanciarse y meterse dentro de un personaje al que dota de un histrionismo casi Hammilliano. Parmenter, además, está dotado de una potente y bella voz a la que sabe extraer un sin fín de matices, desde voces casi infantiles a desgarrados gritos y desde agudos y falsetes a una voz grave que parece salida de ultratumba.
Parmenter ejerce de polo magnético del concierto. Resulta difícil apartar la vista de él, aunque se trate de un pasaje instrumental.
No conozco mucho de su repertorio pero empezó de forma desafiante con "Dismished" de "Push and profit", un par de temas de "Unfold like a staircase", includo el final con "Canto (in limbo)", un tema del que, en disco, resulta difícil hacerse idea real de la dificultad que tiene para ser cantado.
Lástima no haber escuchado con más atención el último disco con anterioridad, ya que interpretaron varios temas, incluido el single, "Life imitates art". Un tema machacón que entremezcla un estribillo casi McCartniano y que queda muy resultón.
Me gusta mucho este último disco. Ya he escuchado alguna voz discrepante que dice que es más flojo porque en su parte central incluye algún tema más ligero. El citado single o, sobre todo, el acústico "Love songs".
Es la eterna discusión y el eterno debate donde, para algunos, el buen prog es sólo aquel que dura más de 10 minutos y tiene largas partes instrumentales.
No comparto ese criterio y a mi el último disco me parece buenísimo de principio a fin.
En definitiva, un excelente concierto de dos grupos que no se prodigan demasiado y que, tristemente, no ocupan ni de lejos el lugar que les correspondería.
Como se ha dicho, una ocasión para coincidir también con algunos foreros aunque, en mi caso, demasiado brevemente, ya que llegué cuando apenas quedaban dos minutos para que comenzara el concierto y, lógicamente, al acabar, siendo entre semana y teniendo que madrugar al día siguiente, la gente andaba con ciertas prisas.