Que la música siempre tuvo (y tiene) una relación indisoluble con el cine y la televisión, no es descubrimiento de nadie. Pero no estoy refiriéndome a bandas sonoras de films, sino a búsquedas de sensaciones. Muchos de los que crecimos escuchando a músicos excepcionales como Emerson, Lake and Palmer, Genesis, Yes, Jethro Tull, Pink Floyd, nos encontrábamos temporalmente coincidiendo con series y películas que también hacían volar nuestra imaginación, tal como lo hacía Star Trek. Una cosa era complementaria de la otra. Cuando esperábamos fervorosamente el siguiente disco de Pink Floyd o de Yes para sorprendernos con su evolución, con el ¨nuevo¨ sonido de cada entrega suya, ansiando subir un peldaño mas en la escalera de la perfección, también estábamos pendientes de esta serie y sus posteriores películas, fantaseando con las ideas innovadoras y futuristas que nos ofrecían sus imaginativas propuestas. Siempre la sorpresa que nos brinda lo novedoso ha sido un acelerador de nuestra existencia.
Me enteré del fallecimiento de Leonard Nimoy y el sentimiento es parecido al que me generó (en el 96) la noticia de que Genesis se separaba: algo en el interior del alma se desacomoda, algo te hiere sin sangrado, una niebla indefinible comienza a bloquear el futuro, que debería venir pero nunca llega.
¿Un símbolo de la transgresión? Sin duda. ¿Un viajero del espacio profundo aquí en la Tierra? Claro que sí.
No creo que necesitaré jamas visitar las estrellas. Ya lo hice de la mano de mi amigo...el Sr. Spock...
Hoy la toda la nave esta guardando duelo.
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