Ésta puede parecer una reseña inopinada, tanto por lo relativamente desconocido del músico en solitario como por no ser uno de sus discos más conocidos ni reconocidos, pero bueno, me ha gustado mucho y ha salido casi sola:
Guigou Chenevier - Pièces musicales avec vue. 3 musiques pour le théâtre et la peinture (2006)
(http://i66.tinypic.com/2qjhmdi.jpg)
Acaba de terminar -y ya no sé las veces que lo he escuchado en estos últimos dias- este disco de
Guigou Chenevier, con toda seguridad la adquisición del reciente viaje a París de la que más estoy disfrutando. Un trabajo que a priori podría resultar poco cohesionado e incluso poco coherente al tratarse un disco que reúne las bandas sonoras creadas por el batería para dos obras de teatro y una exposición de pintura, resulta una obra variada, equilibrada y de gran calidad.
Y es más sorprendente aún por la forma en que el disco se abre, precisamente con la parte con toda probabilidad más
inaccesible del mismo, la musicación de la obra de teatro de
Enzo Cormann,
"Cairn". Trece microtemas -o miniaturas, como algunos gustan de llamarlas- de los que apenas tres superan el minuto, de carácter avant y muy experimental y en algunos casos muy disonantes, interpretados todos por el propio
Guigou que para ello hace uso de guitarras eléctricas, voz, percusiones y ruidos; como referencia para dar una idea de por donde van los tiros (
una idea y nada más...), escuchándolos me han venido a la cabeza algunos trabajos de los brasileños
Satanique Samba Trio.
El cd continúa con el fantástico
"Psiquiatrie-Déconniatrie" para la obra homónima de
Christian Mazzuchini, conformado por cuatro pistas ya más compuestas y de mayor duración, y de lo mejorcito de él: abre
"Entrée Tosquelles", un precioso tema que recuerda a sus trabajos más camerísticos y que se apoya de forma notoria en el violín de
Takumi Fukushima, invitada de lujo y a la sazón colaboradora habitual de
Guigou (
Volapük, Rêve Général...);
"Coquelicots" es, en su primera parte, un sorprendente coqueteo del batería con el minimalismo con un resultado muy lucido. Los dos últimos temas,
"Orage sur l'asile" y
"Travailler le moins possible" (¡qué gran título!), y principalmente éste, son dos bonitos números, de sonoridades orientales en el caso del segundo, en los que el autor, que a lo largo de esta obra toca marimba, percusiones y ruidos, se luce con el clarinete. Al margen de
Takumi, le acompaña en esta sección
Nicolas Chatenoud al bajo.
Cierra el álbum su pieza central,
"Distanze". Y digo "central" no sólo por su duración relativa, 30 de los 50 minutos del disco, sino porque, por la propia estructura del libreto y la portada, queda claro que todo gira en torno a ella y que las dos piezas de teatro han sido añadidas a posteriori para dar "peso" -o mejor, entidad- al disco. Pero al grano: se trata música para acompañar una exposición de pintura de
Enrico Lombardi, cuyos cuadros, obra influida por
Piero della Francesca, ilustran gran parte del citado libreto y dan nombre -e inspiración, supongo- a las piezas del disco; unas notas interiores a cargo de
Chenevier dejan a las claras su fascinación por el trabajo del pintor: hablando de sus pinturas, dice
"Es por este estupor y esta sorpresa experimentados ante la pintura de Enrico Lombardi por lo que he comenzado a imaginar el proyecto Distanze. Como si las pinturas despertasen en mí un lejano eco musical, un lejano sonido de campanas...". En lo musical, no se puede decir que sea un trabajo puramente ambiental, y aunque hay piezas que se acercan a ese concepto, en ningún caso se trata de landscapes. Comienza con una serie de pistas con predominancia de las percusiones y un lejano aire me atrevería a decir que japonés, músicas en general bastante abstractas y en algún caso con tendencia al minimalismo, para desembocar en
"Cuore d'acqua", una pieza templada, fria y bella, a la que la guitarra da un calor especial. De mis favoritas. Le sigue
"Nella grazia", comandada por un clarinete "sujeto" que resulta espectacular dentro de su aparente simpleza. Otras dos pistas más dominadas por las percusiones acompañadas, y llegamos a
"Fuochi", el tema más largo del disco y cuya contrapartida pictórica e inspiración ilustra la contraportada del libreto, y que es otra pieza tendida en la que de nuevo está presente la guitarra, cierre perfecto para el álbum.
Para
Sophie Jausserand, también permanente colaboradora del músico francés y encargada del grafismo del disco, el nexo entre estas tres obras, más allá del musical creado por
Chenevier, es
"quizás la elección de los múltiples caminos que uno toma y que nos llevan a pesar de nosotros mismos a campos insondables, caminos que nos devuelven siempre al asombro de estar en este mundo".
En conclusión, un trabajo sorprendentemente equilibrado a pesar de lo heterogéneo de sus partes, y de una gran consistencia y belleza.
Genial Edu!. No he escuchado este disco.
Gracias también, Fran :) Creo que es la segunda reseña que hago y ha sido divertido.
Te felicité.
Estupendo.
¡Gracias, Carlos! Se agradece que se lea, y más siendo cosas tan concretas y "rarunas".
Felicidades por la reseña Edu. Parece un disco curioso e interesante. :ok:
No conozco el disco, así que no puedo opinar sobre su contenido, pero la reseña es muy buena, de las que te incitan a investigar sobre el disco. ¡Felicidades! :aplausos: