He empezado de forma más o menos sistemática a desentrañar este libraco sobre Bowie que, ciertamente, es excepcional.
El desmenuzamiento que se hace de cada disco y de cada tema es proverbial.
Ayer me centré en el apartado relativo a Blackstar y realmente, cuanto más profundizas en este personaje, más admirable resulta.
Sabido es que las letras de Bowie son bastante crítpticas, lo cual no quiere decir que carezcan de significado sino, todo lo contrario, que ofrecen sólo claves o pistas que sólo pueden ser interpretadas adecuadamente si se conoce muy bien el contexto en el que se movía. Un contexto que, además, viene determinado por la ingente cantidad de libros que leía, de las músicas que escuchaba o de las películas que veía.
Bowie era una persona sumamente interesada en los diversos aspectos de la ciencia, en los temas ocultos o misteriosos, pero también en el arte, en la ficción o, de manera particular en los últimos años, en la historia medieval europea.
En los últimos tiempos pareció ocuparse muy mucho del manuscrito Voynich.
Es curioso porque, tratándose de un asunto del que no había oído hablar en mi vida, ayer me llegó información por dos conductos distintos. Por una parte, la referencia que aparece en este libro, por otro, una conversación con un amigo de Toulousse, a partir de un comentario que hice sobre la película La llegada y cómo ésta se centra, sobre todo en la comunicación y los signos.
Si os interesa el tema, podéis ver algo más ampliado en el enlace de la Wikipedia que os pongo después, pero, a groso modo, el citado manuscrito, para quien no lo sepa, es un texto, datado a principios del siglo XV (antes, por tanto, del descubrimiento de América) que está escrito en una lengua desconocida, por autores desconocidos y que, hasta el momento, ha sido imposible descifrar una sola palabra, a pesar de que, desde hace más de 100 años (cuando apareció a la luz) ha sido objeto de los más rigurosos estudios por parte de los más prestigiosos especialistas.
En un apartado determinado del libro de Bowie, a modo de ejemplo sobre la dificultad de interpretar adecuadamente sus letras, el autor propone algunas de las posibles interpretaciones al título de su último disco (Blackstar) y de su primer single. Interpretaciones que, todas ellas, se basan en la experiencia que el propio cantante había acumulado en los últimos tiempos a partir de distintas lecturas o de vivencias particulars.
Lamento no tener aquí delante el libro, pero, hasta donde recuerdo, se ofrecen no menos de 15 o 20 interpretaciones posibles, entre las que figuras que puede referirse a una antigua denominación de Saturno, al nombre que recibe la proliferación de determinadas células cancerígenas, diversos espacios o cosas vinculados con Star Treck, un término científico para denominar a los agujeros negros cuando todavía están en formación, etc. etc.
Si todo ello es aplicable a un sólo término, imaginaros lo que puede ser la interpretación de una letra completa.
Aún propone otro ejemplo mucho más llamativo. El relativo al tema Lazarus que, como sabéis, da título al músical que acababa de estrenarse cuando murió, y en el que llevaba trabajando algunos meses y que fue el segundo single del álbum, del que hay un vídeo que se presentó tan sólo tres días antes de su muerte. Pues bien, lo curioso de este asunto es que Lazarus puede ser perfectamente interpretado a tres niveles distintos que nada tienen que ver entre si.
1.- Como probablemente sabéis, el argumento de Lazarus, el musical, se basa en una recreación de The man who fell to earth, la película que interpretara en los 70 y en la cual hace el papel de un extraterrestre que llega a la tierra. BAjo este parámetro, el de un extraterrestre que llega, en este caso, a New York, toda la letra adquiere significado (si queréis, haced la prueba con el texto delante). Dentro de la opacidad típica de Bowie, todo parece encajar como parte del argumento de ese musical.
2.- Sin embargo, es conocida la trayectoria vital de Bowie y cómo a mediados de los 70 recaló en New York, donde contactó con Andy Warhol, Lennon, etc., suponiendo un punto de inflexión en su carrera, que puso fin a la etapa glam y dio paso a otra donde produjo álbumes como Young Americans o Station to Station. Pues bien, uno puede releer esa letra y darse cuenta de que es perfectamente aplicable a una descripción de ese período y lo que supuso para Bowie.
3.- Pero, y esto es lo más curioso, durante el último año, Bowie estuvo muy enfermo y, como digo, tan sólo tres días después de presentar el video, falleció. Pues bien, si uno releer ahora la letra e, incluso, ve el vídeo, no parece haber ninguna duda de que lo que se está reflejando en la canción es la despedida de Bowie de este mundo. Una despedida en la que intercala algún destello del pasado a modo de recuerdo.
¿Cuál de las tres interpretaciones es la correcta? ¿Lo son las tres? ¿Hay más?.
Es imposible saberlo pero os aseguro que no se trata de interpretaciones "cogidas por los pelos", como suele suceder sino que, partiendo de cada una de esas premisas, no parece caber duda alguna de que se está refiriendo a eso.
La propia carátula del disco fue diseñada, siguiendo instrucciones precisas de Bowie para albergar algunos "misterios".
Como sabéis el cd ofrece una imagen de la estrella negra sobre un fondo blanco, mientras que la portada del vinilo es toda negra con un troquelado de la estrella que permite ver en su interior los propios surcos del disco.
Pues bien, si se ilumina el disco de forma trasversal, en la pared se proyectan estrellas. Si el disco se mira bajo la luz del sol, el negro desaparece y se convierte en un gris en el que se puede ver el firmamento con varias estrellas brillando. Si, por el contrario, se le aplica una luz negra, tanto la estrella como las letras aparecen en intenso morado sobre fondo negro.
Hablando de las letras, Bowie jugó con un sistema de símbolos basados en fragmentos de la estrella de cinco puntas (¿Una referencia al manuscrito?. VAya usted a saber).
Son más los juegos que aparecen en la portada pero lo más curioso de todo es que en una entrevista reciente que se hizo al diseñador de la portada, manifestó su sorpresa porque la gente aún no hubiera descubierto dos cosas, ocultas, pero bastante evidentes.
Cuando el periodista le preguntó de qué se trataba, dijo que no podía decirlo porque se había comprometido con Bowie en que sólo se descubriría aquello que la gente fuera encontrando. Sólo lo que tenga que manifestarse, se manifestará.
Si a todo eso le unimos que el disco es cojonudo, no me negaréis que es para cautivar.