Bueno.
Acaba de salir el número 19 de
El Chamberlin, primero de su segunda etapa.
Aquí os lo podréis descargar:
http://www.elchamberlin.info/Índice:
Página 6. Con Greg Lake se dio inicio a King Crimson
Página 11. ¡No te olvidamos, John!
Página 13. Cassix, un grupo breve
Página 15. Eduardo G. Salueña, de Senogul a S.A.L.U.E.N.A.
Página 22. Cuadernos Progresivos de Gouveia nº5. Localismos y estranjerismos en el rock progresivo
Página 33. Bruce Springsteen: Born to run: autobiografía
Página 35. Autobiografía de Phil Collins: Aún no estoy muerto
Página 38. Led Bid-Royal Northern College of Music, Manchester, 17 de febrero de 2017
Página 40. Tres discos desde el norte de Europa
Página 44. Elogio de la ciencia y/o lección de impoder (1ª parte)
Página 60. Herederos del Rock Layetano. Herba d'Hamelí
Página 66. Tony Banks nos habla de su propuesta musical, un Box-Set llamado A Chord Too Far
(2015). “Un acorde que viaja demasiado lejos”
Página 70: Frutería Toñi: Tengo Mis Días Buenos
Página 73: ¿Qué Fue de Senogul?
Página 78: Diego de Morón
Página 81: Asfalto. Manual de uso. Julio Castejón
Página 95. 40 años de Peter Gabriel I
Página 96. Rock'n'Roll Fiction. ¿Existió el trío Bruford, Wakeman & Wetton?
Página 98. Náufragos en el mar de los metales. Minorisa de Fusioon
Copio y pego la editorial
EDITORIAL
El 13 de enero pasado El Chamberlin publicaba en su cuenta de Facebook que tras siete años llegaba el momento de pasar a otra cosa, por lo que la revista cerraba, y en dicha cuenta la despedida final era: “Hasta la próxima aventura”. La noticia, breve y escueta, produjo sin embargo un auténtico terremoto en el reducido mundo de su actividad (¡no, la noticia no llegó a televisión!) y en seguida se alzaron voces de todo tipo reclamando que el proyecto siguiera adelante. Sin embargo, la situación parecía tan firme que desde Subterranea incluso se dedicó un programa al adiós de la publicación, el cual contó con la presencia del fundador de la revista y alma de ella, Carlos de la Fuente. Me consta que desde varios lugares el intrépido responsable de 19 números de El Chamberlin (18 más el nº 0) recibió respuestas variadas de ayuda para que la publicación no desapareciera, entre ellas la nuestra, y ante la negativa suya decidimos realizar una propuesta radical: hacernos cargo del fanzine. Carlos de la Fuente no puso obstáculo alguno e incluso fuimos testigos de sus dudas sobre lo acertado o no de haber dejado la revista (recuerdo, por ejemplo, su conversación conmigo el 4 de febrero con ocasión de la asistencia de ambos al concierto de Asfalto en La Riviera, donde el grupo madrileño celebró su 45º aniversario de vida). En este sentido, desde el primer momento -y a la hora de escribir las presentas líneas el compromiso se mantiene firme- nuestra intención al hacernos cargo de la revista es la de dejar la puerta abierta a Carlos de la Fuente para que, si en algún momento del futuro lo considera oportuno, se haga de nuevo con las riendas de la publicación. La proverbial generosidad de Carlos de la Fuente y nuestra insistencia han logrado que a la hora de la edición del presente número él haya colaborado muy activamente en su realización. Suya es la maquetación, suya es la portada, de su pluma ha salido uno de los artículos que se publican y gracias a él muchas otras cosas del nº 19 de El Chamberlin han podido llegar a buen puerto. No obstante, parece que a partir del siguiente número nos dejará un poco más huérfanos o quién sabe si será que quiere que alcancemos la mayoría de edad y andemos por nuestros propios medios. Esto enlaza con el final del mensaje de Facebook con el que comenzaba este Editorial: “Hasta la próxima aventura”, y es que por la cabeza de Carlos de la Fuente viene rondando desde hace un tiempo la idea de fundar otra publicación cuyas características me parece que no tiene del todo perfiladas pero que en cualquier caso, de materializarse, será por supuesto bien recibida. Y si El Chamberlin, en su segunda época como Orchestron (nombre, por cierto, propuesto por nuestro habitual colaborador Carlos Romeo), llegara a sentirse en algún momento redundante con respecto a la futurible publicación, no nos temblaría el pulso a la hora de poner el punto y final. El nº 19 de El Chamberlin (nos cuesta todavía llamarle Orchestron), que tiene el lector en sus manos, se nutre en parte de textos que habían llegado a la Redacción antes de que se anunciara la suspensión de la revista. Todos han contado con el plácet de sus responsables para que fueran acogidos en esta nueva etapa. Globalmente, los contenidos tienen una evidente continuidad con los aparecidos en anteriores números, incluso prácticamente todos los autores son ya conocidos de los lectores habituales. Carlos Romeo, por ejemplo, no sólo rinde su particular homenaje a Greg Lake con un artículo dedicado a su papel en el inicio de King Crimson sino que también nos habla de Cassix, un fugaz grupo que duró ¡cinco días!; además, trata también acerca de tres discos publicados en 2016 por autores del norte Europa en el sello ECM y, finalmente, nos cuenta cosas del excelente guitarrista Diego de Morón, quien -aunque no lo parezca para algunos- sigue vivo y coleando. Francisco Macías, por su parte, nos hace una crónica del concierto dado por el Led Bib-Royal Northern College of Music el 17 de febrero del presente año en Manchester y también nos habla del grupo malagueño Frutería Toñi a propósito de su nuevo disco, Tengo mis Días Buenos. Federico Luis Clauss Klamp, que hasta el momento no se había prodigado mucho en El Chamberlin, ha acudido a la cita con nada menos que cinco artículos más o menos breves que ha dedicado a John Wetton, Bruce Springsteen, Phill Collins, Tony Banks y Peter Gabriel. En el caso de Paul Martín Simón, nos hace una nueva entrega de su “Rock´n´Roll Fiction” con la siguiente inquietante pregunta como frontispicio: “¿Existió el trío Bruford, Wakeman & Wetton?”. Chema Chacón, director de Oro Molido y colaborador fiel de El Chamberlin, nos presenta una traducción de un texto de Philippe Renaud sobre Recommended Records, sello creado por Chris Cutler en 1978. Rogelio Pereira nos trae una entrevista realizada a Guillem Roma, el percusionista de los barceloneses Herba d´Hamelí, a quienes califica como herederos del rock layetano. Otros contenidos del presente número son una oportuna revisión, realizada por el mexicano Victorio Calvo, del legado del grupo asturiano Senogul, incluyendo los proyectos realizados por miembros de dicha banda en solitario, y enlazando temáticamente con esto presentamos también una entrevista de Francisco Lozano a Eduardo G. Salueña, teclista de la mencionada formación. De Eduardo G. Salueña publicamos asimismo la traducción al español por obra de Rogelio Pereira de un conocido texto que vio la luz inicialmente como número 5 de los Cuadernos Progresivos de Gouveia y que lleva por título “Localismos y extranjerismos en el rock progresivo”. Queda por mencionar una nueva entrega de “Náufragos en el Mar de los Metales”, sección de Carlos de la Fuente que se ha centrado en esta ocasión en el análisis del disco Minorisa, publicado en 1975 y obra del excelente grupo catalán Fusioon, y finalmente una extensa reseña a cargo de Fernando Fernández Palacios del libro de Julio Castejón titulado Asfalto. Manual de uso, publicación que salió a la calle en octubre de 2015. El número está dedicado no solo a tres músicos recientemente fallecidos que han sido clave en la historia del llamado rock progresivo: John Wetton, Greg Lake y Chris Square, sino también y sobre todo a nuestra compañera chamberlinera y amiga Julia, fallecida debido a una larga enfermedad cuando el número se hallaba muy avanzado, que nos deja en nuestro corazón y en nuestras mentes el recuerdo de su simpatía, preocupación por todos y entrañable amor por su marido, nuestro también compañero chamberlinero y amigo Miguel Ángel, al que enviamos un caluroso abrazo. Los tres músicos mencionados y Julia son los protagonistas de la portada. Descansen en paz