Aunque hace tiempo que no reseño discos, no puedo dejar la ocasión de hacerlo con éste, ya que me ha supuesto una gratísima y muy inesperada sorpresa.
Conocidas son las terribles vicisitudes por las que ha pasado Banco en los últimos años, que llevaron a pensar en su lógica disolución. Dos fallecimientos, uno de ellos del irremplazable Francesco Di Giacomo, y un grave íctus de Vittorio Nocenzi, la otra pata del grupo, hacían muy dificil presagiar que habría una continuación.
Afortunadamente, hay que decir que este es el resultado de una historia de superación y, por cierto, un resultado excelso, como están demostrando las grandes críticas que está obteniendo.
Al escuchar el disco se disipan todas las dudas previas sobre si ésto debería o no debería venir firmado por BMS.
Todo ello, incluso, cuando han tenido el acierto de no intentar sustituir a Di Giacomo con un sosías (como hicieran Yes) sino con Tony D'Alessio, un cantante que tiene una gran voz, pero que en modo alguno recuerda el particular timbre de Francesco.
Este es el disco que todos habríamos querido que Banco hicieran en algún momento de los últimos 40 años, cuando Canto di PRimavera supuso otro tipo de Canto, el canto y final de un grupo que cambió la calidad por apuntarse al carro del rock italiano ochentero que, además, tampoco les grajeó mayor popularidad.
Han transcurrido, por otra parte, 25 años desde ese "13", último disco en estudio en el que intentaban un tímido acercamiento a posturas más progresivas pero que se quedó sólo en el intento, y 22 desde Nudo, un disco en directo al que, no obstante, se le añadían algunos temas nuevos de estudio que tampoco eran para tirar cohetes.
Aquí tenemos un nuevo disco completo en el que desde la portadas se ve que apuestan decididamente por recuperar las viejas esencias.
Los tres temas que había escuchado de adelanto y que habían colgado en los días previos me habían dejado muy frío y me hacían pensar que se trataba de otro intento tipo "13". Canciones pop con un ligero revestimiento prog, pero nada de eso, se trata de fragmentos que han integrado en composiciones más largas, con amplios pasajes instrumentales en los que combinan un sabor a sonido clásico sin perder de vista que estamos en 2019 y no en 1977.
El disco se oye muy fácil, pero en cuanto acaba uno se queda con ganas de más (buena señal) y de volver a escucharlo porque está lleno de mil detalles que sólo comienzan a percibirse con sucesivas escuchas.
Seguramente, el disco no hará nuevos seguidores del prog italiano, pero si ya lo eres y, particularmente, del sonido Banco, no te defraudará. Por mucho que uno eche de menos (y se le echa mucho de menos) la voz de Di Giacomo.
Es más, si queda un poso de tristeza al final es de pensar cómo habría sonado esto y el discazo que habría sido de haber estado Francesco. Aún así, no seamos injustos con D'Alessio que hace un gran trabajo poniendo su voz a unos temas que tienen el sonido inconfundible de las composiciones del gran maestro que es Vittorio Nocenzi y ante quien hay que rendirse porque no ha de ser fácil, con casi 70 tacos, tras haber perdido a dos de tus mejores amigos y haber sufrido un ictus, tener la fuerza de voluntad para recuperarse, volver a tocar, volver a componer, volver a montar un grupo, volver a girar y sacarse de la manga este pedazo de disco.
Enhorabuena Vittorio.