No, no estamos tan lejos, ConOpus, aunque todo es matizable.
Hablas de Inspiración, un concepto al que luego le añades el de que la música ha de ser imaginativa y compleja. Y es este último término el que me hace albergar alguna duda sobre la idea que intentas acotar, porque, eso de la música compleja, aplicada al progresivo suele ser un tópico que, en mi opinión, ya está superado.
No son pocos los que siguen identificando como "mejores temas de un álbum" aquellos que son más largos y complejos. Ya sabemos lo del síndrome del "más de 10 minutos" donde, para mucha gente, si un tema dura más de 10 minutos e incluye un buen número de cambios melódicos, un par de pasajes virtuosísticos y demás, ya es, automáticamente, un gran tema.
No comparto en absoluto ese criterio. Es más, creo que el concepto de "prog", en el sentido amplio de música progresiva, hace que hoy en día la música verdaderamente vanguardista vaya por derroteros muy diferentes.
Por ello, la inclusión de ese término como complemento a que la música sea imaginativa e inspirada me hace dudar de qué quieres decir exactamente, habida cuenta, además de que la valoración de algo como imaginativo e inspirado es bastante subjetivo.
Lo de que "todo está inventado" evidentemente, es una frase hecho y, como tal, imprecisa y no del todo cierta, pero tampoco del todo falsa.
Está claro que hay cosas muy interesantes que siguen saliendo y muchas de ellas aportan una aproximación diferente, incorporan algún elemento novedoso, combinan cosas ya oídas de un modo diferente, pero nuevo, lo que se dice nuevo, no hay nada.
Y, por nuevo, me refiero a algo como lo que en su momento pudo suponer la Consagración de la Primavera, Sgt. Peppers, In a Silent Way, los primeros discos de Magma, In the court of the crimson King o, si me apuras, hasta Never Mind the Bollocks.
Durante muchos años, la música (como otras artes) estaba inmersa en un proceso evolutivo donde, partiendo (lógico) de cosas anteriores, había algo que lo superaba y que lo convertía en algo totalmente diferente capaz de abrir una nueva vía de trabajo. Eso ya no existe. Ahora la mezcla de elementos antiguos se puede presentar de muchas formas y, algunas de ellas ofrecer algún resultado sorprendente, quizás, por inusual, pero es algo que se agota en si mismo. No abre nuevas vías de creación artística, porque no supone la elevación por encima de lo anterior a un nuevo escalón dentro de ese proceso evolutivo.
Creo que es algo común, no sólo al a música, sino a la literatura, a la pintura, a la escultura, etc.
Ojo, no lo veo mal. Y, desde luego, hay muchos grupos y músicas enormemente disfrutables, pero es un escenario diferente a aquel en el que, de pronto, surgía un músico que revolucionaba el panorama, los más conservadores se echaban manos a la cabeza y los más vanguardistas lo abrazaban para lanzarse por esa senda de cabeza.
En cuanto a lo que dices, jajani, del trabajo, la compenetración, etc., te diría que sí... y no. Creo que eso obedece a otra dicotomía tradicional, la existente entre el orfebre y el genio. No es que sean cosas reñidas. Ambas pueden darse simultáneamente y potenciar sus efectos como, seguramente, hay ejemplos de grandísimos resultados de gente que sólo participaba de uno de ellos.
Es algo que se puede plantear tanto a nivel grupal como individual. Hay músicos que dicen que si no practican 8 horas diarias no pueden ofrecer un buen resultado. Hay otros que pueden estar 6 meses sin tocar y, de repente, coger un instrumento y hacer algo maravilloso.
Desde luego, la compenetración, el trabajo conjunto y duro durante un tiempo... son elementos importantes, pero no los únicos y ni siquiera me atrevería a decir que fueran imprescindibles para obtener un resultado sobresaliente. Hablo, claro, de músicos de sobrada competencia.
Tienes razón en que los motivos que mueven a estos supergrupos son los que apuntas y que, en general, suelen ser el proyecto de alguien a quien luego se le suman algunos nombres de pedigree. Pero también, en eso, el resultado depende mucho de la inspiración y capacidad de liderazgo del que promueve el proyecto.
Es como en la grabación del disco de un solista. Leyendo hace poco una biografía de Bowie, resaltaban su capacidad para obtener lo mejor de sus músicos en un cortísimo período de tiempo y como él mismo componía muchos temas sobre la marcha en el estudio sin que, en ocasiones, ni siquiera la letra la tuviera escrita.
El caso de Low, por ejemplo, es muy representativo en ese sentido. Un disco que grabó en unas condiciones extremas, con salud muy precaria, para el que apenas había compuesto nada, con músicos que le fallaron en última instancia y con cambios tremendos que tuvo que hacer sobre la marcha. Ahí no había nada de trabajo conjunto y duro durante un tiempo ni de compenetración previa y, sin embargo, el resultado no puede ser más espectacular.