"Second Coming" (1994) - Stone Roses El rock siempre trata de crecer alimentándose de lo que haga falta, y mantenerse vivo a toda costa, como si estuviera sujeto a un ciclo biológico natural. También intenta abrirse camino por donde sea, como si fuera un animal enjaulado. A finales de los 80, fueron los Stone Roses quienes le abrieron una nueva puerta: la que comunicaba el rock con la cultura del acid house.
La aparición de esta banda en el firmamento no pudo ser más espectacular: su sensacional primer disco vendió millones de copias, al tiempo que consiguieron que la crítica cayera a sus pies, riendiéndoles pleitesía. No tardaron en ser declarados los reyes del "Sonido Manchester". Motivos había para ello, al fin y al cabo, se trata de un disco de debut fabuloso, en que se aúnan pop, rock y los ritmos bailables del acid, en plena conexión con la cultura de las raves. Además, todas las canciones incluídas en el álbum son composiciones perfectas, algunas verdaderos himnos, todo ello hilvanado a través de una cuidada producción. Verdaderamente, el primer disco de Stone Roses es del todo imprescindible.
Como también lo es el segundo, "Second Coming", otra obra maestra, que además resultó bastante sorprendente para quienes aguardaban otro trabajo en la línea de su primer álbum. Se trata de una ruptura drástica con su estilo anterior, en el que abandonan, en buena medida, el pop, para volcarse en guitarras potentes de corte zeppeliano o (hard-rockeras en general), aunque eso sí, acentuando aún más los ritmos bailables acid.
El resultado es uno de los álbumes más redondos que he tenido el placer de escuchar. Con una producción magnífica que resalta esos sólidos riffs de guitarra, de un sonido aplastante, al tiempo que refuerza el groove de la base rítmica, acentuando su sentido bailable. Hay temas fabulosos: "Breaking into Heaven", "Good Times", "Driving South", "Love Spreads", o "Daybreak".
La aparición de este disco no estuvo exenta de polémica: por problemas legales y contractuales, desde su disco debut, los Stone Roses estuvieron cinco años sin editar ningún trabajo. Se dice que durante todo ese tiempo sólo se dedicaron a ver fútbol y a tomar el sol en Tenerife. Pero esta tesis me resulta inverosímil: algo más tuvieron que estar haciendo, cuando su segundo trabajo resulta tan perfecto.