Lo más inquietante es que, junto al Punto Sigre, hay una cesta de mimbre. Es enorme, a veces se "menea" y siempre hay niños que quieren levantar la tapa.
"Chavea, aparta d'ahí, joer..." -es un ejemplo de feliz expresión de madre sobrepasada.
Pero claro no puedes ser bueno.
Al día siguiente, la Maligna Telefonista Móvil volvió a la Farmacia Pat.
-ZappaFarmacias, ZappaFarmacias, Maligno Minorista, dame más Octoberón Vitaminado X. ¿No ves cuánto sufro?
-Pero ¿es que no sabes que el Octoberón Vitaminado X "engancha"? Álma de cántaro. ¡Ven aquí! -Fue la respuesta embravecida del Maligno Minorista que acabó por enarbolar el machete repiquetando la castañuela.
-¡Ven aquí! -Insistió, conminándola a acercarse al Punto Sigre.
La joven, todo ojeras, se acercó hacía donde le señalaba el Maligno Minorista.
Una vez allí, ZappaFarmacias levantó la tapa de la cesta de mimbre y le dijo:-¡Mira aquí dentro!
La Maligna Telefonista Móvil pegó un alarido al ver el penoso espectáculo de ZappaBelial desperezándose y poniéndose a cantar.
-"El camino que lleva a Sun Ra. Va hacia Saturno, qué se puede esperar. Los de la Arkestra quieren ver a su Boss. Le traen regalos al jodido cabrón, ropopompom, ropopompom".
Sin dar tiempo a que el deforme siamés, separado traumaticamente de ZappaHarry en su día, pudiera seguir con el avant villancico, ZappaFarmacías cerró de golpe la apertura de la cesta de mimbre.
-Esto es lo que te espera si persistes con el Octoberón Vitaminado X.
El Maligno Minorista sufrió un ramalazo de su aspecto Zappagandhi y se compadeció de la sollozante muchacha.
-Pero hay una esperanza para tu dolor, un linimento cuya fórmula se recogió en tablillas de barro cocido, el Aceite de Orbe Figurado. Frótate las sienes con éste fármaco y sentirás alivio.
-Gracias -fue lo único que acertó a replicar la Maligna Telefonista Móvil, mientras se aferraba al bote ambar del linimento, que casí derramó por su frenesí mientras se lo aplicaba en dosis generosas, probablemente excesivas.
-¡Ahora vete! -Exclamó pleno de hartazgo ZappaFarmacias, mientras la empujaba sin miramientos fuera de la Farmacia Pat. Ya en la calle, la muchacha quedó a merced de la gente bajuna, siempre al acecho de turistas despistados.
"Menos mal que me queda una caja de Cassiber" -pensó ZappaFarmacias sin sentir apenas alivio.