El caso de Yes me produce una gran perplejidad.
Creo que todos, incluidos los que nos declaramos fans de Yes (o empezando por nosotros), somos conscientes de que Yes es un grupo cuya luz brilla realmente, sólo hasta Going for the one, con algún muy pequeño destello posterior.
Creo que también somos todos conscientes de que si no existiera la impagable serie que va de Yes Album a Going for the One, el resto de los discos difícilmente habrían llegado a captar el interés de ninguno de nosotros, como tampoco lo habrían hecho (menos aún) los discos en solitario de Wakeman, Anderson, Howe y compañía.
Ojo, no digo que todos sean malos, pero creo que hay que ser objetivo y darse cuenta de que, si no existiera ese pasado glorioso, todos esos discos habrían caído en el más absoluto de los anonimatos.
La cuestión es que, cada uno de nosotros, de los que somos fans de Yes, debemos haber oído cuanto menos 50 discos del entorno de Yes (algunos, seguro que muchísimos más) sin que, realmente, podamos poner el calificativo de "excelente" a más de 8 o 10 discos.
Probablemente, con tan pobre bagaje, en cualquier otro caso habríamos mandado a la porra al grupo y a sus miembros hace ya muchos años y, sin embargo, aquí nos tenemos debatiendo sobre si Unión 1 sería mejor que un posible Unión 2, cuando, a buen seguro, ni uno ni otro merecen otro destino que el cajón de "todo a 1 euro" de discos La Metralleta.
Y decía al principio que me produce una gran perplejidad porque no puedo dejar de preguntarme cuantísima música habrá infinitamente mejor que estos mediocres discos de Yes a la que ni siquiera le prestamos la más mínima atención o que, de hacerlo, la rechazamos de forma inmediata por no llegar al menos a un "notable" que nos permita dedicarle un par de escuchas.
YO, como la mayor parte de vosotros, seguramente seguiré escuchado Unión 2, AWR o la enésima versión de Yes, con el sobrino de Alan White y el nieto de Steve Howe, pero, en el fondo, no puedo sino pensar que porqué no habrá algo de justicia en el mundo y a Jon Anderson no le agarra una afonía que no le deje cantar ni en la ducha, a Steve Howe una alergia en los dedos que le impida tocar las cuerdas de la guitarra, a Alan White un ataque de caspa que le obligue a rascarse continuamente la cabeza sin poder agarrar las baquetas y a Jon Davison y Billy Sherwood .. bueno, a esos dos que les pille un tsunami cuando estén preparando la edición del próximo año del crucero ese de "Progresiones en el mar".
Si, ya sé que mejor que eso sería dejar de escucharles y de comprar sus discos, pero, como segundo misterio para Iker Jiménez, además de preguntarse si fueron los extraterrestres los que hicieron que compusieran Close to the Edge, está el hecho de si no nos inocularon a nosotros también una especie de droga para que continuemos comprando sus discos después de más de 30 años de no darnos más que mierda.