Aunque la foto corresponda al DVD, lo que tengo es el doble cd de este álbum que acaba de salir hace pocos días.
Lo he escuchado un par de veces y lo primero que se me ocurre decir es que lo más sorprendente de este álbum es que... no ofrece ninguna sorpresa.
Muy bien grabado (quizás con demasiada presencia del público en algún momento), muestra a grupo conjuntado y en excelente forma.
Rabin, correcto. No es Steve Howe, desde luego, pero tampoco lo pretende. Wakeman, menos virtuosístico de lo habitual, salvo, quizás, en Awaken. Muy admirable la labor del batería y, sobre todo del bajo que, desde luego, no hace olvidar a Squire pero tampoco se nota demasiado su ausencia y un magnífico, sobresaliente y fabuloso Jon Anderson.
Es absolutamente increíble como este hombre, con 73 tacos (que creo que son los que tiene) llega absolutamente a las mismas notas que llegaba hace 50 años.
Tiempo atrás su voz, sin perder registro, se notaba algo más fatigada y resultaba un punto más "rasposa". Nada de aquello queda aquí y su voz suena cristalina como siempre.
Cuando casi todos los músicos, con los años, tienen que ir cambiando la tonalidad de los temas e, incluso, modificando muchos fraseos para adecuarlos a sus limitaciones actuales, Anderson se atreve con todas las notas originales.
Dicho esto, poco más se puede decir de un álbum y un grupo que parecen haber renunciado a su faceta creativa para convertirse en una banda tributo más (excelente eso sí) de la música de Yes.
Lo siento pero es algo que me molesta. Cuando, en estos mismos días vemos como un músico como Paul McCartney, con 76 tacos, sigue empeñado en seguir sacando canciones, en seguir mostrando que tiene algo que decir y expresar, me fastidia ver cómo otros que se hacen llamar músicos se limitan a ejercer de intérpretes, dejando de lado toda labor creativa para simplemente recrear canciones que fueron escritas hace ya la torta de años.
Por supuesto me parece excelente oir otra vez temas clásicos, especialmente si es en un concierto (más que en disco), pero no concibo que no se incluyan temas nuevos, variaciones sobre temas ya conocidos, improvisaciones. Algo que haga vislumbrar que se trata de un grupo vivo, con cosas que decir.
En resumen, para cualquier fan de Yes, el disco es más que bueno. Yo diría que imprescindible. Desde luego, bastante mejor que los últimos live a los que nos tiene acostumbrados la otra facción. sin embargo, aunque solo sea porque la introducción de otro cantante y un teclista menos dotado técnicamente como es Downes, los otros Yes se ven obligados a "readaptar" algo más su repertorio y, en ese sentido, me resulta más interesante escuchar uno de sus discos que éste.
Yes no son King Crimson, que improvisan buena parte de su repertorio y lo adaptan a distintas configuraciones. Yes se limitan a intentar tocar nota por nota lo´que está en los discos y, en ese sentido, particularmente siento que ya tengo demasiadas versiones de lo mismo.