Si a Not a good Sign y a todos los grupos italianos de neoprog, porst prog o como quiera llamarse, se les aplicaran los criterios con los que se valoran los discos de Steven Wilson (ya se sabe, que se repite, que se asemeja demasiado a otros grupos anteriores, etc.), deberían ser colgados boca abajo por los dedos gordos de los pies y recibir 150 latigazos cada uno.