¡Muy bien, Fernando
!
Voy retomando las entradas de la sinfopedia que me quedaron por leer. Me ha gustado mucho tu reseña ¡No tenía ni idea de lo del asteroide
! El disco en sí me gusta mucho, por varios motivos: creo que plantea una cierta renovación sonora en la trayectoria de
Oldfield, aunque en cierto modo retoma algunos planteamientos del disco anterior (
Tubular bells II), muy visibles en el caso del sonido de la guitarra eléctrica o de las secuencias de piano. También concuerdo con David en que hubo una nueva audiencia que se enganchó con
Mike Oldfield a través de estos trabajos de Warner, y que estaban más cercanos a las nuevas músicas de finales de los 80 y principios de los 90, que al rock de Canterbury. Recuerdo que la promoción que tuvo el álbum en España fue importante, anuncio de TV incluido y distintas entrevistas en medios de comunicación, como una en Canal + en la que habla de algunos temas como la música
new age, el futurismo, el uso de
samplers,
Arthur C. Clarke, y su necesidad por alejarse de las referencias estilísticas
celtas (aunque esas "gaitas" de "Magellan" le delaten un poco).
Como bien comentas, creo que no se trata tanto de una obra que siga fielmente el desarrollo del libro de
Clarke (aunque haya referencias claras como "Magellan", "First landing", "The sunken forest" o "Ascension") como de un trabajo inspirado por el mismo, sin entrar por ejemplo en las emociones o la psicología de los personajes protagonistas. Me baso sobre todo en el libro de 1986, que es el que conozco, no en el relato de 1958... quizás se evidencie más la estructura del disco en este anterior. También está más que claro el gusto de
Oldfield por la ciencia ficción y la temática espacial, lo que se relaciona con ese revestimiento más electrónico en el sonido general del disco o en la inclusión de una pista interactiva ¿Fue realmente la primera vez que se incluyó en un disco? Hasta aparece el propio
Oldfield crionizado, como en la propia novela de
Clarke.
En cierto modo, aún se puede apreciar la herencia estilística de
The songs of distant earth en discos posteriores de
Oldfield -con mayor o menor fortuna- como
Voyager,
Guitars,
Tr3s lunas o
Light & Shade. También las referencias a las
músicas del mundo siguen siendo constantes, especialmente en cuanto a las voces (lo que le da un doble sentido al título del disco). Entre otros extractos,
Oldfield utiliza en "A new beginning" (y algunas partes de "Hibernaculum") los cantos corales de la Isla Tubuai (en las Australes, Polinesia) y en "Prayer for the earth" la pieza de canto yoik "Ofela´s theme", del autor en sami
Nils-Aslak Valkeapää y que formó parte de la magnífica película
El guía del desfiladero (
Nils Gaup, 1987).
The millennium bell se nutrirá bastante de este tipo de influencias.
Como es habitual en
Oldfield, la ilación y la sensación de continuidad musical son algunos de los puntos fuertes de sus trabajos. El desarrollo del disco es bastante fluido, con la variación de algunos temas y motivos en diferentes cortes (como la melodía de "Let there be light", que aparece también en "Oceania" y "Ascension", o la de "Magellan", que es interpretada para piano en "Lament for Atlantis"), la inclusión de citas a pasajes ya escuchados ("Ascension" contiene guiños a "Supernova" y "Only time will tell", mientras "Crystal clear" hace una breve alusión a "In the beginning") o incluso otras referencias a su carrera como la mencionada "
Tubular world". La melodía de "The chamber" sirve como preludio a "Hibernaculum" donde se desarrolla plenamente a través de las voces de
The Tallis Scholars, una de las formaciones vocales británicas especializadas en música sacra más relevantes del panorama de la Música Antigua de los últimos 40 años (lo que no quita para que suene en la línea de los discos de
Enigma, que pegaron mucho a principios de los 90 por esa mezcla de sintetizadores, baterías sampleadas, voces gregorianas y alusiones a cantos tribales). También aparecen extractos de una cinta de
auto-hipnosis [sic] firmada por
Mike Joseph en algunos momentos del disco (como las voces de "Crystal clear").
Me llama la atención que en el texto incluido en el disco, firmado por el propio
Clarke, el autor hace mención a que le impresionó particularmente la música que
Oldfield compuso para
Los gritos del silencio (
The killing fields), ya que no suele ser la referencia inmediata que la gente destaca del guitarrista. Supongo que el peso que tuvo en su momento la película y la historia fue más que relevante (la banda sonora fue incluso nominada al Óscar), destacando así
Clarke la capacidad de
Oldfield para complementar con su música obras escritas o visuales.
En la línea de sus trabajos para Warner,
Oldfield cuenta con escasos instrumentistas de apoyo. En su mayoría son productores y programadores, destacando el caso de
Eric Cadieux (ya presente en
Tubular bells II) y
Mark Rutherford, creador de músicas de varios videojuegos y de algunas producciones discográficas para
Real World. Además de su hija
Molly (la misma que daba título a la última pieza de
QE2) a los teclados, también interviene el estupendo tablista
Pandit Dinesh en "Only time will tell" y "The shining ones".
He disfrutado mucho de nuevo escuchando este disco tras unos cuantos años sin hacerlo, a la par que leyendo la reseña y los comentarios posteriores. Momentos sinfopédicos impagables