Me resulta incomprensible el revival que ahora mismo está teniendo la música de los 80. Supongo que hay algún resorte que hace que mucha gente quede anclada en la estética dominante en la época en la que tenía 18-20 años.
Son varios los amigos que tengo acercándose a la cincuentena que reivindican los "valores" de la música de los 80 y no son pocas las páginas web que parecen encumbrar esa música por encima de la de cualquier otra década, precedente o posterior.
Particularmente, no lo entiendo. Para mi, los 80 fueron, en lo musical, un auténtico horror. Salvo excepciones contadas, me lo pareció en aquel momento y me parece peor aún con el paso del tiempo.
Pareció existir una especie de virus que contagió a absolutamente todo el mundo, incluidos muchos de los grandes de los 70, por mucho que estos hubieran tenido carreras exitosas en otros registros. ´
Buena parte de la culpa de este "reciclaje" la tuvo el sello Geffen. Un sello que se dedicó a fichar, a golpe de talonario, a figuras consagradas para llevarlas a un nuevo escenario más "acorde con los tiempos", en lo que a producciones se refería, con el objetivo de relanzar sus carreras y multiplicar sus ventas por 100.
Lo cierto es que no lo consiguió en casi ningún caso y, más frecuentemente, dio lugar a auténticos desaguisados, del cual, probablemente, el más notorio fue el de Neil Young y la serie de infumables discos que realizó a partir de ese nefasto "Trans".
La propia Joni Mitchell tampoco fue ajena a ello.
Es difícil que un disco de Joni Mitchell no mantenga un mínimo de calidad, pero lo cierto es que, tras su aventura con Charles Mingus y su fichaje por GEffen, se sacó tres discos de la manga que bien podría haberse evitado.
Antes de volver a la senda de los discos grandes con "Night ride home" (cuarto y último disco para Geffen), publicó este Chalk Mark in a Rain Storm. Un disco lleno de ritmos y producciones ochenteras en el que, además, jugaba a eso de los "duetos" o, al menos, a contar con colaboraciones de lo más diverso.
Pôr ahí aparece gente como Don Henley, Billy Idol, Tom Petty, Wendy and Lisa, Willie Nelson o el propio Peter Gabriel como vocalista invitado en el tema que abre el disco "My secret place".
Temas, todos ellos, bastante anodinos, donde la producción se impone sobre la propia música.