Es curioso. Desde hace años, en el mundillo del jazz existe una tradicional disputa entre los devotos de los discos, tal como fueron publicados, y los que prefieren las sesiones.
Lo cierto es que, durante los años 50 y 60, los músicos entraban en el estudio a grabar sin tener en mente la composición de un disco concreto alguno y luego eran las compañías de discos las que iban dando salida a esas grabaciones a medida que iban teniendo posibilidad de hacerlo, sin participación alguna ya de los músicos en cuestión y mezclando, en muchos casos, churras con merinas.
Tal es el caso de Prestige, un sello paradigmático en este sentido. La mayor parte de los discos de Coltrane, Prestige los sacó al mercado cuando el músico ya no estaba en el sello sino en Atlantic o, incluso en Impulse.
Ciertamente, el papel ahí del músico como creador de un disco tiene poco juego cuando Coltrane, a buen seguro, en 1965 habría apostado poco por sacar un disco como "The Last Trane".
Prestige tenía pocos medios por lo que los músicos podían disponer del estudio unas horas (si eran famosos, un par de días) con la obligación de grabar todo lo que pudieran y luego el sello sacaba, tarde o temprano, todo, si, evidentemente, el músico tenía el tirón suficiente como para ello.
Poco a poco, este concepto fue cambiando hasta que a medidados de los sesenta el concepto "disco" se empezó a imponer en el ámbito del jazz.
Es curioso que quienes provenimos del ámbito del rock, tendemos a preferir el formato "disco" en jazz, mientras que quienes son más puristas del jazz prefieren claramente el concepto "sesión".
La mayor parte de los sellos, finalmente, han optado por dar viabilidad a ambas posturas. Así, Prestige, por ejemplo, al margen de los discos sueltos y las cajas recopilatorias de esos discos, en el caso de Miles Davis o de coltrane, ha sacado también cajas donde se recogen todos los temas grabados para el sello en riguroso orden cronológico ordenados por sesiones.
Yo, francamente, en el caso de estas primeras grabaciones, lo prefiero ampliamente. La sensación que da escuchar de un tirón, por ejemplo, todos los temas de la famosa sesión del 26 de octubre del 56 de Miles DAvis (que, posteriormente aparecieron repartidos nada menos que en 5 discos, complementados con temas de la sesión del 11 de mayo de ese mismo año y de otras sesiones) es espectacular. Uno no puede sino sorprenderse de cómo pudo grabar aquellos 12 temas en un sólo día, con esa intensidad, emoción y nivel de calidad.
Expression, efectivamente, pertenece ya a una época en la que el "concepto-disco" empezaba a tener su lugar en el jazz. No obstante, no creo que Coltrane en esa época estuviera muy interesado en el tema discográfico. El lo que quería era entrar en el estudio y grabar y grabar. Coltrane tenía un contrato que le obligaba a sacar dos discos al año, pero el material que iba grabando daba para, al menos 6 u 8 discos anuales. Thiele iba guardando todo ese material con idea de irlo sacando poco a poco, quizás, si tenía ocasión (por supuesto, nadie pensaba que Coltrane viviera tan poco).
Además, Coltrane quemaba etapas en aquella época rapidísimamente, de forma que era como el famoso simil de Aquiles y la Tortuga, cuando llegaba la hora de sacar el disco, él ya estaba en otro sitio y con otros intereses, por lo que dejaba esa responsabilidad en manos de otros.
La etapa final de Coltrane en el estudio estuvo muy poco representada en vida de Coltrane. Si no recuerdo mal, de esa época sólo Ascensión, Kulu Se Mama, Meditations y Expresión (ya póstumo aunque, como dice Carlos, aprobado por él) vieron la luz en aquellos días.
Por el contrario, Om, Selflessness, Transition, Sun Ship, Infinity, Cosmic Music, Interestellar Space, First Meditations, Stellar REgions, Living Space, así como los temas aparecidos en la serie de The Mastery of John Coltrane vieron la luz cuando ya había fallecido.
Fijaros que todo ese material se grabó en apenas dos años.