Ayer aparecieron no sin dificultades unas seiscientas palabras para "Casa de dos puertas". Después de meses de atonía ha sido tan duro como lo fue empezar de nuevo en 2006. No recordaba yo la sensación de que una lija te esté raspando por dentro mientras escribes. Me sorprenden mucho expresiones como las de "escribir por placer" ya que en mi fuero interno escribes dado que hay que hacerlo. Sería más sencillo ser simplemente lector y comentarista. Tampoco esto está exento de problemas como cuando un texto te defrauda y piensas que el autor ha perdido el norte. Claro que eso surge en la parte de mi que no quiere limitare a ser el espectador de la obra de otros.
Por si fuera poco, lo hecho no cumple mis expectativas y es que tengo mucha impaciencia, quiero acabarlo y no he hecho más que empezar ya que no sé aún cuánto más va a desarrollarse la narración. Como ya comenté, al principio parecía encaminarse hacia el ámbito de los contenidos de mi libro inédito No mires atrás, pero ahora sé que será parte del otro inédito, de Aurora de Tierra;y que su misión será, si es que la tiene, la de cerrar ambas perspectivas por agotamiento. A partir de la conclusión de ambos se acabaron ciertas recurrencias en mis textos, salvo por los posibles textos relacionados con "En el crepúsculo" y "En el puente de hielo".
Hay una historia para un heterónimo aporreando en la puerta de mi psique, una suerte de viaje a ninguna parte que emprende su protagonista huyendo de su relativa zona de confort para enfrentarse a una nada y a un vacío crecientes, mientras intenta borrar huellas y que no le localicen.