Un disco es un artificio, todo vale para obtener lo que se quiere transmitir. Un disco en directo... pues también Se trata de transmitir el 'rollo' del directo. La mayoría de los míticos directos de los 70 están retocados en estudio, según dicen. Yo prefiero dar una visión más 'honesta', que creo que va mejor al lugar que ocupo en el sistema ( ) pero si vendiese millones de copias no habría ni un fallito en mis discos en directo, faltaría más...
¿Un artificio? Más bíen una obra ¿no? Pero a veces lo que sale es un artefacto.
Directos retocados, pues sí. Incluso hay discos de archivo retocados, como el primer Genesis Archive, donde se retocaron partes de teclado y voz al menos, en la grabación en directo de The Lamb Lies Down on Broadway.
Y por no hablar de los horrores de la tangentización que ejecuta inmisericorde Edgar Froese con las cosas que tocó o tocaba, ya a su nombre o al de Tangerine Dream. Me rio yo de las "manipulaciones" de Wilson.
Quiero decir que el objetivo de un disco no es ser 'auténtico' (aunque esto sea a veces lo prioritario para algún artista), es lícito utilizar todos los medios posibles. Por eso digo que es un artificio, una ilusión. No como en directo, que te muestras sin trampa ni cartón.
Lo de la autenticidad es un tema espinoso.
Si te lees las declaraciones de Fripp en los comienzos de King Crimson, parece incluso con la idea de la "sinceridad". Quería que la música fuera "sincera". Supongo que como expresión genuina de intereses artísticos y no de otros tipo de intereses.
En mi caso particular, como no hay ningún tipo de interés salvo el artístico, sólo podría preocuparme de ser "auténtico". Pero en realidad, eso no me preocupa. Tal y como veo yo las cosas, una historia llama a la puerta de mi mente y yo me encargo, de la mejor manera posible para mi, de que pase de potencia a acto. Literalmente, mi vivencia es que la obra existe independientemente de mí, antes de que aparezca en mi psique. Y sé que sólo llama una vez. Cuando he probado a escribir de acuerdo a otras premisas (hagamos microrelatos para un libro argentino, ciñámonos a unas reglas para un(os) concurso(s), homenajeemos a Ray Bradbury, etc.) he tenido la suerte de que previamente, había argumentos que habían "llamado a la puerta". Pero, si tengo la sensación íntima de que están sesgados por una leve veta de inautenticidad, ya que ha habido alguna intención ajena al puro interés creativo. Curiosamente, en el caso de Bradbury, no había nada previo y me resulta la más satisfactoria de todas estas escrituras "motivadas".
En aras de la autenticidad, al principio procuraba ser lo más fiel posible a la "visión" y no desviarme ni una coma. Luego, empecé a cuestionar la "visión" y empecé a hacer "tormenta de ideas" conmigo mismo. Al final, independientemente del "sistema", el resultado ha sido equivalente. He tenido una época fragmentaria, en la que no escribía de forma lineal al desarrollo del argumento, frente a la otra opción, que es empezar por la A y seguir hasta la Z. Puedo contrastar las dos formas y, al final, el resultado lo siento como equivalente.
Es decir, haga lo que haga, yo mismo soy yo mismo.
Nada de esto quiere decir que esté satisfecho. Mis objetivos al plantearme tal o cual cosa no van a la búsqueda de la autenticidad, sino de mejorar la obra.
Dicho esto.
Los discos son los discos y los recitales, recitales son.
Hay dos formas de ver lo de los discos en directos. Pretender hacer una "obra" o un "documento". Incluso podría decir que un "documento" puede ser una obra, pero no necesariamente.
Si el disco es un "documento" la opción de retocarlo con
overdubs es totalmente impropia, en mi opinión.
Si el disco utiliza grabaciones de recitales como fuente, haz lo que quieras. Ningún retoque es impropio.
Sobre el "apoyo tecnológico" en el directo, me parece bien. Mientras no sea un puro playback, me parece perfecto llevar secciones grabadas, en el disco duro, en secuenciadores, etc.
Hace bastantes años, Kid Creole and the Coconuts tocó en un festival de jazz, creo que en San Sebastián, pero ya no lo recuerdo. El asunto es que tras la primera canción la mitad del público se largó de la sala o del recinto. ¿La razón? Todo era
playback, como en la televisión. Al día siguiente, los managers de Kid Creole and the Coconuts suspendieron la gira.