Y terminaré la tarde con Hancock de... mis amores..
Lo de "mis amores" va con sorna, evidentemente, porque pocos músicos me suscitan tanto "problema" como hancock.
Como todo el mundo, hay discos que me gustan mucho, otros que me gustan poco, otros que me desagradan y muchos que me dejan indiferente.
Y luego están aquellos que hacen que uno se sienta imbécil cuando los escucha. Discos que pertenecen a un género de música que se odia profundamente y que tan sólo escuchas por venir firmados por alguien que en otros momentos o en otros ámbitos te gusta sobremanera.
ESte es el caso de Hancock, cuyos discos discotequeros (sus 5 o 6 discos discotequeros) me resultan absolutamente vomitivos. Ejemplos de esa música que odiaba con todas mis fuerzas desde mi más tierna adolescencia discotequera.
Son discos en los que no es posible siquiera encontrar algo a lo que agarrarse. Un desarrollo, un solo, un tema mezlado, algo que los haga pasar más dulcemente. No, son discos terribles de principio a fin, que perfectamente podría haber firmado Tavares, Donna Summer, los peores Jackson Five o cualquiera de esos grupos de disco setentero.
Pensar que ese mismo músico es el que acompañó a Davis en su quinteto maravilloso, el mismo que sacó esa fabulosa serie de discos en Blue Note, el de Mwandishi, el de, con todas las reticencias, el quinteto revivalista de los ochenta y el de algunas obras mayores repartidas a lo largo de los años es algo que me produce una gran "disonancia cognoscitiva". E
El hecho, además, de que aparezcan todos los discos juntos en la "cajota" provoca que, por momentos me apetezca escucharlos y, por momentos, me den ganas de estamparlos contra la pared.
Cuando voy a coger uno de esos discos de la caja siempre se me plantea el mismo problema. Tomo uno de los que me gustan para reafirmar porqué me gusta Hancock, o uno de los que odio para ver si acabo de aborrecerlos todos?. Hoy aún no me he decidido
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