A mi el tema de los nombres y las luchas internas, la verdad, me interesa relativamente poco. Yo sólo se que a mi juicio a Waters se le fue un poco la olla a partir de Animals.
Coincido en que Animals es el último disco del PInk Floyd clásico con los cuatro miembros. Los dos siguientes discos a nombre de Pink Floyd son discos de Waters y los siguientes tres, discos de Gilmour.
Dicho esto, a mi me gustan muchísimo más los discos de Gilmour, dentro o fuera de Pink Floyd, que los de Waters.
Gilmour tiene dos discos en solitario iniciales que, bueeeno, ni fu ni fa, la verdad, pero todo lo que ha hecho a partir de A Momentary Lapse of REason, me gusta y, The División Bell es para mi uno de los mejores 5 discos de Pink Floyd (o con el nombre Pink Floyd en la portada, me da lo mismo).
On an Island es un disco que me gusta muchísimo e incluso el último, que es inferior, sigo encontrándolo un disco notable.
Los dos discos de Richard Wright (sobre todo el segundo), me parecen, igualmente excelentes.
En cambio los discos de Waters (con o sin Pink Floyd, y, por ello, incluyo aquí desde The Wall) me gustan bastante menos y, con el paso de los años se me han ido también cayendo, llegando algunos de ellos a resultarme bastante pestiño.
Ojo, me encanta Waters y el papel de Waters en el Floyd que va hasta Animals, donde creo que es la principal fuerza creadora. También en los dos siguientes de PF, pero aquí ya deja de interesarme.
Y es que esos aires mesiánicos, esos espectáculos magalómanos, esas temásticas guerrero-pacifistas no me interesan en absoluto. SU música, poco a poco, fue dejando paso a unas letras que, por otra parte, me resultan bastante ladrillo.
Pros and cons me parece también la tercera parte de la trilogía The Wall-Final Cut-Pros and cons que, incluso, va en interés decreciente.
Radio KAOS me parece un disco de su época. Estamos en 1987 y con eso digo todo.
Amused to Death es, sin duda, su mejor disco. Tiene momentos muy brillantes, pero se hace demasiado largo y no logra quitarse de encima ese tufillo predicador de anteriores entregas.
A partir de ahí, Waters desaparece como ente creativo para dedicarse a explotar su legado pinkfloydiano. 25 años han pasado desde entonces y tan sólo ha sacado ese espanto de ópera que es Ca Ira. El recurrús de la megalomanía convertido en algo que, francamente, no se sabe muy bien que es ni que quería que fuera, pero que resulta aburridísimo.
Seguramente no sería tan crítico con el bueno de Waters, si desde la ortodoxia progrsiva no se hubiera siempre atacado inmisericordemente a Gilmour en favor de Waters. En todo caso, y desde mi punto de vista, de Animals para acá, me quedo de larguíiiiiisimo con Gilmour.