Estoy cansado.
Ahora tengo la sensación de que "debo" terminar la historia que tengo entre manos debido a que he empleado tanto tiempo y esfuerzo en ella que sería una pena desperdiciarlo. No se trata de que no sepa por dónde seguir. Tanto la arquitectura del texto, como el uso distintivo de los tiempos verbales que necesita así como el propio argumento los tengo claros como el cristal. El verdadero problema es que se ha pasado del entusiasmo inicial de la nueva imagen surgida en febrero a una situación en la que ya no hay "alegría de escribir", ni siquiera "necesidad", simplemente me queda cumplir una "obligación" que no me ilusiona de ninguna de las maneras.
Además, desde hace unos días, hay una toda una serie de ideas nuevas, sin definir aún, que rondan mi psique. Son tan novedosas en mi que me atraen mucho más. Es como una revolución interior. Incluso creo que es todo un nuevo enfoque por sí mismo. Como no quiero hablar en enigmas explicaré lo que pueda de esto, ya que no es fácil. Se trata de imágenes de fantasía oscura absolutamente onírica, sin ningún atisbo de realismo y con la única lógica de los sueños. Incluso recuperando de alguna manera al poeta nunca desarrollado del todo que habita en un rincón de mi mente. Hay una imagen muy clara de una madeja muy densa de historietas breves, casi escenas, tejidas entre sí. Hay imágenes recurrentes, que no voy a desvelar para no estropearlas. Esto no será ciencia ficción, ni literatura realista del aquí y ahora. Se trata de ir mucho más allá de lo conseguido en mis narraciones más recientes, como el aspecto onirico de "El día después" (donde convergeron en un único texto las tres variantes de la historia que concebí), y la naturaleza tan ambigua de la más reciente de todas, "Antes y después del golpe", donde aparecieron aspectos extraídos de mis sueños y poemas, interpolados en una narración que podría ser de género, pero que ya no es fácil encasillar en las categorías habituales. Y es que esta nueva narración en marcha, la del aquí y ahora que ha ido avanzando a trompicones, pertenece a otra época (aquella del momento en que surgió en mi mente) y debió ser escrita hace tres o cuatro o cinco años. Yo he cambiado y estoy en otro lugar.
Y hay algo aún más duro, ya que como quiero dejarme llevar por esta nueva necesidad que aporrea la puerta de mi psique, tengo que dejar atrás todos los proyectos, todas las precuelas, secuelas e intercuelas de lo escrito con anterioridad y que se podía desarrollar de esta forma. Hay que eliminarlas como prioridad hasta que puedan volver a generarme algún tipo de ilusión, si es que lo hacen. Y algunas de estas narraciones en potencia ya tenían un cierto grado de desarrollo.
Lo cierto es que esta situación es muy incómoda.