La parte inconsciente de mi psique no descansa o eso parece ya que mi voluntad no está involucrada. Pienso en la nueva historia camino del trabajo. Se articulan varias cosas que hacen que sea posible incluir material de todas las variantes de la misma, de alguna manera, sin forzarla. Ahora resulta que hay un personaje, Marta, que aparece en sueños y que no habla. Sin embargo, la secuencia onírica brinda algunas claves, jamás explícitas, sobre algunas cosas que suceden en el texto e integra la visión original de la narración en la definitiva. ¿Definitiva? Ni yo mismo lo sé. He aprendido a vivir la creación con sorpresas.
En cualquier caso, este texto naciente pertenecería al libro de fantasía oscura No mires atrás, del cual sería su décima pieza. Ese sería su sitio, por todo lo que puede compartir con las otras historias y por todo lo que le da identidad propia. De nuevo, éste es un texto ambiguo y depende de mi el que se decante hacia un género concreto o no. Lo onírico, si no lo fuera, lo dejaría firmente enraizado en lo fantástico; y si explico qué es lo que sucede lo escrito sería algo próximo a la ciencia ficción. Pero encuentro que ésta es una taxonomía forzada. Dejemos que el asunto, digámoslo así, fluya.
¡Qué me importarán a mí las etiquetas!
Incluso me divierte, me hace sonreír, esta ambigüedad.
Preguntadme... Yo no podré dar una respuesta sencilla.