Independientemente de que siga escribiendo nuevas historias me pasan varias cosas cosas por la cabeza.
Al mirar en mi viejos papeles, para el tema de la presentación de las tres revistas del "colectivo" El Chamberlin, me di cuenta de la enorme cantidad de material poético antiguo que tengo. Aunque la mayoría no es muy bueno, creo, me parece que debería desempolvarlo, transcribirlo a documentos informáticos de texto, ordenarlo y todo lo que es dado imaginar. Es bastante trabajo, pero "poco a poco". Si eventualmente me encontrase con algo que no me diera verguenza ajena lo sacaría a la luz pública. Pero en este motón de juvenilia, no sé cuánto de ello es realmente bueno.
Supongo que es común la experiencia de estar trabajando en algo y que te bloquees o agobies. En estos casos, yo necesito un trabajo más "mecánico" (para entendernos) para poder seguir haciendo algo necesario e intentar "desatascarme".
En esta línea, con matices, va otra cuestión. Debería terminar la novela inacabada de mi padre, Lilith. Empecé a trabajar en ello de forma muy intermitente desde 2008. Sí, la mera transcripción del texto ha sido muy intermitente, lo reconozco. Pero en paralelo mi mente ha ido elaborando el material que debe completar la primera parte del escrito (debo redactar dos de quince capítulos ya que el escribió trece más un prólogo) y toda la segunda parte (unos doce capítulos completamente elaborados por mí). El argumento lo tengo más que claro. Mis propias ideas aportarán claves y vueltas de tuerca a lo expuesto por mi padre. Creo que si logro hacerlo estará bién. En la primera parte debo mimetizar su estilo. En la segunda seré más yo mismo, no me forzaré. Bastante será que ciertos personajes sean, de verdad, los mismos ya sea escritos por él o por mi. Esto debería mantenerme realmente ocupado.
Cuando digo que necesito una beca, no bromeo. Guggenheim, Areces, la Primera Fundación, la Segunda Fundación...
Para cuando logre terminar "Un remedio para la melancolía -dijo" (acabo de terminar una fase de documentación) tengo muchos frentes abiertos.
Me he dado cuenta de que un marco ideal para una de mis historias no escritas aún es el de mi escrito más reciente, "La Mole".
Unas cuantas de mis narraciones, escritas o en proyecto, están relacionadas entre sí de manera un tanto laxa, pero evidente. Éste sería un orden cronológico.
"Aurora de Tierra" -> "En el puente de hielo" [Primera de las historias de Neljäs] -> [Dos historias más de Neljäs] -> "La primera nieve" -> [Cuarta historia de Neljäs] -> [Precuela de "En el crepúsculo" ("Esclavo de la casa, esclavo del campo")] -> "En el crepúsculo" -> [Historia paralela a "En el crepúsculo" ("Fuego y Hielo", lo que no está contado)] -> [Posible(s) secuela(a) de "En el crepúsculo"] -> "En el amanecer" -> [Posible(s) secuela(a) de "En el amanecer"].
No estoy seguro de que un orden cronológico estricto sea el mejor orden para esto. Yo no lo publicaría así.
Además, hay que añadir "A medianoche", que trata del encuentro en el espacio profundo entre un Viajero y un Sembrador. Un Sembrador es un análogo del Viajero, creado por una civilización muy antigua que ha sembrado de vida nuestro brazo de la galaxía la cual es responsable de que humanos y Akhlut (ver "En el Crepusculo") compartamos el código genético. Tras el encuentro el Viajero decide seguir el camino del Sembrador desandando sus pasos. Ésta es una secuela de "A medianoche" y todavía no sé qué o a quién va a encontrar (o no) y lo que sucede.
"A medianoche" es importante porque aunque no está escrita todavía esta narración fue el grano de mostaza de todo esto, de todas las historias de Viajeros.
Hay más en mi cabeza, más aún.