Estoy con la última ronda de mi ciclo actual de escucha.
Estoy barajando la idea de hacer el supercurso Magma, escuchando todas las grabaciones oficiales en estudio, directo y archivo de Magma u Offering por orden de grabación. Tengo mucha necesidad.
Algunos estarán contemplando hacer esto con King Crimson, yo lo he hecho muchas veces, pero después del recital de Hamburgo y del reciente programa de radio en el que participé no lo necesito ahora. Si escucharé Radical Action.
Pero lo que me pide el cuerpo es Magma.
Lo de Magma en mi caso es también recurrente: de pronto, bien sea porque me he cruzado con una portada o porque me haya venido un fragmento de una pieza a la cabeza, etc., el cuerpo me lo pide, y es una necesidad imperiosa. La última vez fue hace dos o tres semanas con "Köhntarkösz" y la escucha, de las más satisfactorias que he hecho nunca de ese disco. Lo de los franceses es increíble.
Pues, fijaron, a mi con Magma me pasa una cosa curiosa, especialmente desde que les viera hace año y pico en directo. Y es que, por una parte, pasaron a convertirse en uno de mis grupos favoritos. Sin embargo, son contadísimas las ocasiones en las que me apetece poner un disco suyo. Es más, creo que ni siquiera he llegado todavía a escuchar completos los discos del sombrerero.
En cuanto lo pongo, se me viene a la cabeza la intensidad de verles en directo y aquello me parece tan pálido reflejo que, no sé, se me queda cojo por todas partes
Algo parecido me ocurre con Peter Hammill, por cierto, aunque en menor medida.