Corto y pego mi propia reseña.
Pink Floyd – Animals
Fecha de lanzamiento: 23 enero 1977
Lo cierto es casi han pasado 30 años desde que este disco fue publicado. Lo recuerdo, estábamos muy ansiosos por poder escuchar la secuela de aquel mítico Wish You Were Here. Finalmente el álbum llegó sembrando el desconcierto. No, no se parecía a Wish You Were Here y tampoco a The Dark Side of the Moon. Oscuro, con un estética impactante sin duda, gracias a la mítica foto en portada de la estación eléctrica de Battersea con aquel cerdo volador, y cuya música no entraba muy bien a la primera escucha. Además, nunca antes se había visto más claramente el carácter conceptual de un disco de Pink Floyd que con éste y sus canciones tituladas como tres animales distintos. Claro, estábamos acostumbrados a la belleza contenida en temas como “Shine on You Crazy Diamond” o “Wish You Were Here”, pero eso no estaba aquí. La estética, de tener algo que ver, la tenía con piezas como “Welcome to the Machine” o “Have a Cigar”. Ambos discos eran como el Ying y el Yang, el anverso y el reverso. Recuerdo cuando un compañero de clase, que ahora es periodista, llegó diciendo que ya lo había escuchado y que empezaba con una canción acústica preciosa. Nos dijo en otro momento ¡es un gran disco! pero parecía estar intentando convencerse más a sí mismo antes que a los demás. Recuerdo la crítica, que lo comparaba con Meddle, un Meddle para los tiempos del punk, claro. ¿Meddle? Me preguntaba yo. Si, aquel bajo metronómico del comienzo de “Sheep” podría recordar algún fragmento de aquel disco, pero ¿dónde estaba el parecido del resto? Más tarde sabríamos de la encrucijada que representaba Animals y más cosas acerca de los significados de este álbum, pero debimos esperar para poder saberlo.
Estaba claro que después de The Dark Side of the Moon Pink Floyd no podía hacer cualquier cosa y lo cierto es que se tomaron su tiempo y las canciones fueron apareciendo de forma orgánica y no forzada. Así, surgieron temas como “Shine on You Crazy Diamond”, en cierta forma una especie de coda emocional, centrada en Syd Barrett, de piezas de The Dark Side of the Moon como “Brian Damage” o el propio “Eclipse”. Junto a esta majestuosa canción también aparecieron “You Gotta Be Crazy” y “Raving & Drooling”, primordios de “Dogs” y “Sheep”. “Raving & Drooling” en una fecha tan temprana como junio de 1974, mientras que de “You Gotta Be Crazy” ya hay testimonios de noviembre del mismo año. En junio de 1975 seguirían interpretándose en directo. “Raving & Drooling” era ya claramente “Sheep” aunque más agresiva aún si cabe, pero faltándole los elementos añadidos para formar parte del ciclo de canciones que concibió Roger Waters. “You Gotta Be Crazy” en 1974 era una versión bastante más primitiva de “Dogs”, ya que era más corta, con líneas vocales distintas, faltando toda la sección intermedia, aquella que sería cantada por Waters. En 1975 se revisó y ya las líneas vocales fueron las definitivas, con una primera versión de la parte cantada por Waters. Es decir, ya era bastante más próxima a su plasmación discográfica. La historia ya conocida nos indica que el grupo desarrolló lo que sería Wish You Were Here primero, dejando en la recámara ambos temas. Así pues, las únicas “nuevas” canciones en Animals serían las dos “Pigs on the Wing” y “Pigs (Three Different Ones)”, canciones de Roger Waters.
Desde The Dark Side of the Moon las letras de las canciones de Pink Floyd habían sido escritas por Roger Waters, lo cual dio lugar a que cada disco fuera en realidad un ciclo de canciones. Una forma como cualquier otra de hacer discos conceptuales, los cuales no tienen porque necesariamente ser narrativos. Desde que conocí con detenimiento The Wall siempre me pareció que The Dark Side of the Moon era una suerte de prefacio perfecto en la que se describen algunos de los ladrillos del muro, en cierta forma. Wish You Were Here era más introspectivo, y su temática se trenzaba sobre Syd Barrett, la nostalgia, la industria del disco y la pérdida de la inocencia; todos ellos temas interrelacionados. Animals podía definirse como una visión sobre el mundo, un disco extrovertido, pero con veneno, ya que miraba hacia fuera sin gustarle lo que veía. Así la sociedad es dividida en tres estamentos, aquellos que tienen el poder, los que lo sustentan y aquellos sobre los que se ejerce ese poder. Los cerdos, los perros y las ovejas. Yo no encuentro ninguna relación directa entre este disco y Animal Farm de George Orwell, obra que muy probablemente Waters ya conocía y había leído.
Según y como se mire, Animals es el último disco de Pink Floyd como cuarteto ya que The Wall es casi un disco en solitario de Waters, interpretado por Pink Floyd. El avance de Waters sobre el dominio del grupo, sin embargo aún no se había completado y hay mucho de Dave Gilmour todavía aquí. Nick Mason ya no intervenía como compositor desde el álbum previo y en éste el papel de Rick Wright empezó a ser eclipsado, centrándose en sus teclados. Todo fue compuesto por Roger Waters, salvo “Dogs”, escrita junto a Dave Gilmour.
“Pigs on the Wing 1” (1:25) daba inicio al disco con una sencilla y muy hermosa canción construida sólo con guitarra acústica y voz que sirve como preludio a toda lo obra. En ella Waters, de forma algo brechtiana, interpela a su público (Si no te preocupaste por lo que me sucedió, y yo no me preocupé por ti, deberíamos esquivarnos en nuestro camino que surca las sendas del aburrimiento y el dolor).
“Dogs” (17:04) desde mi punto de vista es una especie de cima floydiana, sin duda mi tema preferido de mi disco preferido de Pink Floyd. Una pieza con la suficiente complejidad estructural como para poder afirmar que es lo más similar que Pink Floyd llegó a componer, salvando las distancias, en la onda del rock sinfónico estilo Yes. En un todo continuo se suceden diversas secciones de tempo cada vez más lento, antes de recuperar el esquema inicial. Los solos de la guitarra de Gilmour, que es el cantante principal de esta pieza, sobrecogen por lo rabioso de su expresión. El empleo de los efectos de sonido añade un toque especial. Escuchar como esa palabra del final de un verso como Stone se convierte en una especie aullido, y esos ladridos vocoderizados le dan el tono desasosegado que la pieza requiere. Los perros quizá no sean sólo las fuerzas armadas, la policía, la mafia, el crimen organizado, sino quizá también la propia industria del entretenimiento. Waters parece identificarse con ellos en el verso que él canta (Debo admitir que estoy algo confundido. A veces tengo la sensación de que estoy siendo utilizado). Toda la serie de afirmación finales de la letra, que se inician con la palabra Who, parecen situar a esta especie de desclasados que sirven a los cerdos sin ser ovejas (¿Quién [fue el que] nació en un hogar lleno de dolor? ¿A quién se inculcó que no hay que no escupir en el ventilador? ¿A quién le dieron sermones acerca de lo qué hay que hacer por la humanidad? ¿Quién fue traumatizado por verdaderos especialistas [en la materia]? ¿A quién se ajustó el collar y la cadena?...). Un final sublime.
“Pigs (Three Different Ones)” (11:22) daba comienzo a la segunda cara del vinilo. En esta canción Waters cargó las tintas hacia el poder político y económico. Incluso se permitió el lujo de atacar directamente a la diputada ultraconservadora Mary Whitehouse, partidaria de una vuelta a la moral victoriana (Eh, tú, Whitehouse ja ja, mira que eres ridícula. Tú, el orgullo de la casa de un pueblo de ratones ja ja, mira que eres ridícula). Se inicia con un juego obsesivo de los teclados de Rick Wright y el bajo de Waters, y toda la canción, de tres estrofas, se mantiene en una tensión trufada de gruñidos porcinos y efectos hasta que llega el sólo de guitarra liberador. Finaliza en fadeout.
“Sheep” (10:24) es otro de los grandes momentos del álbum. El bajo metronómico se abre paso sobre un colchón de sonidos de ovejas, encima del cual Wright desarrolla un solo de piano eléctrico jazzístico. En el clímax entra la voz y la canción propiamente dicha, una excelente cabalgada guitarrística. El momento en que la voz de Waters se funde con el sintetizador de Wright es simplemente prodigioso, ¡qué gran hallazgo! En la sección central, más tranquila, una voz vocoderizada recita un texto derivado de una de los salmos bíblicos más conocidos (El Señor es mi pastor), en el que se muestra por fin una cierta rebeldía ante el orden establecido (Cuando llegue el día nosotros los despreciables, mediante la calma de la meditación y una gran dedicación dominaremos el arte del kárate. [Alza la mirada], debemos ponernos en pié. Y entonces haremos [que] los ojos de los malditos se llenen de lágrimas.”) y mueren los perros. La pieza termina con un fabuloso riff de guitarra que se repite para desembocar en una final en fadeout.
“Pigs on the Wing 2” (1:25) finaliza el disco de nuevo con guitarra acústica y voz. En ella Waters vuelve a interpelar a su público, pero está más sereno (Sabes que me importa lo que te pueda suceder. Y sé que te preocupas por mí. Así que ya no me siento [tan] solo bajo el peso de [toda esta gran] losa).
El disco se tocó en directo en la gira In the Flesh, con la peculiaridad de que el orden de los temas cambió, así como alguno de los arreglos. Se iniciaba con “Sheep”, con una coda final conducida a tiempo lento por el órgano de Wright. Seguía con “Pigs on the Wing 1”, interpretada con voz, guitarra acústica y órgano, con un arreglo que hubiera encantado a dos de los ídolos de Waters, Neil Young y sobre todo Bob Dylan. Luego aparecía “Dogs”, que se beneficiaba de la presencia de la guitarra de Snowy White dándole la réplica a Gilmour. Proseguía el asunto con “Pigs on the Wing 2”, interpretada como su hermana, con la salvedad de tener una coda en la que se añadía batería y había un solo de Snowy White. Esta versión provenía de una grabación de “Pigs on the Wing” contenida en la edición en cartucho de 8 pistas del álbum, que unía las dos canciones por un puente instrumental con un solo de White, y se utilizó así en esta gira. Finalizaba la primera parte del espectáculo con “Pigs (Three Different Ones)”, claro, con un final desmadradísimo. Tras un hiato de 20 minutos se interpretaba Wish You Were Here íntegro en el mismo orden del disco. Los bíses solían ser “Money” y “Us and Them”. Espero que algún día Pink Floyd decida hacer como con la gira de The Wall y nos brinde una edición oficial de al gira In the Flesh. Lo merece.
Nada del material de Animals fue interpretado por el grupo en directo después de esta gira. Solo Roger Waters lo ha recuperado en parte.