Calentando motores para el concierto de finales de agosto y, de paso, conociendo cosas de dos grupos que me eran muy desconocidos.
Este disco de Kotebel me parece fascinante, si bien (problema mío particular en estos momentos) encuentro su música un tanto "monolítica". Echo en falta algún interludio un tanto más liviano. Me ocurre un poco lo mismo que con Anglagard, una banda que me gusta mucho pero para la que tengo que estar en sintonía si quiero disfrutar plenamente un disco completo. Aunque eso, supongo que pasa con cualquiera, claro.
En todo caso, creo que es un problema que se deriva del overbooking de música que existe estos días. Hay músicas que pueden disfrutarse con apenas una o dos escuchas y otras que hay que dejar que reposen y se asienten a través de sucesivas escuchas, cosa que, hoy por hoy, resulta casi imposible si se mantiene un ritmo de escuchas como el mío actual. De nuevo, vuelvo al viejo deseo de pararme un tanto y disfrutar de lo que ya tengo pero casi he renunciado a ello, ya que, al final, se impone siempre la novedad y el seguir descubriendo cosas nuevas.
En cuanto a Discipline trabajan en un terreno más asimilable a primera instancia. Sigue siendo muy evidente su filiación a VDGG y Peter Hammill.`Me parecen una excelente banda, pero peca de lo que, seguramente, pecan la mayor parte de las bandas neoprog, de que su música se mueva por cauces ya demasiado trillados.
En este caso, o se descuelga uno con unas melodías memorables que hagan olvidar la reiteración (lo que me ocurre con los últimos discos de Big Big Train) o acaba por imperar más el sonido ya tradicional y convertirse un poco en música de fondo (para mi, desde luego).
Con este disco se producen ambas cosas. Hay momentos en los que reclama urgentemente mi atención, pero hay otros en los que pasa a un segundo plano y desconecto.