Confieso que Mozart no es, ni mucho menos, mi músico favorito, a pesar de reconocer su gran calidad melódica. Y las razones por las que no lo es quedan expuestas perfectamente, precisamente, en las sinfonías.
Las sinfonías de Mozart (41 numeradas, pero tiene al menos otras 15 o 20) se desarrollan a lo largo de toda su vida, siendo muchas de ellas tan tempranas como que las escribió con 8 años.
Mozart fue un músico y un niño prodigio. Es absolutamente sorprendente que un niño de 6 años tocara, como al parecer lo hacía, el clavecín y el violín y más aún que con 8 fuera capaz de componer una sinfonía. Pero, ciertamente, estas primeras obras (bastantes, por otra parte) de su ingente obra no eran sino ejercicios de estilo. Sorprendentes, si, para un niño, pero, personalmente, las encuentro de escaso interés y, ciertamente, para oir cualquiera de las 20 primeras sinfonías de Mozart es preferible escuchar cualquiera de las 30 últimas sinfonías de Haydn.
Quizás no debe extrañar. Por muy buen músico que fuera Mozart, el mundo interior de un niño de 8, 10 o 12 años necesariamente ha de carecer de la profundidad necesaria como para poder ofrecer resultados que vayan mucho más allá de, ya digo, ejercicios de estilo.
Mozart sufrió una trasformación enorme en sus últimos años, que son los realmente interesantes. Sus últimas obras son auténticamente maravillosas. Empezando por ese REquiem que sigue poniendo los pelos de punta. Pero Mozart escribió el REquiem en 1791, cuando contaba 35 años, y la última sinfonía, también fantástica, como algunas de las anteriores, es de 1788. ES decir, durante los 3 últimos años de su vida, Mozart abandonó la sinfonía.
Sin embargo, aquí, como en todas partes, existe mucho de eso que tiene que ver con "el nombre". Cualquier obra de Mozart se tiende a considerar maravillosa, por el hecho de ser de Mozart. Sin embargo, una obra como la sinfonía número 37, fue considerada durante mucho tiempo como de Mozart, y por tanto elevada a los altares, cuando luego se descubrió que era en realidad una obra de Michael Haydn, hermano de Joshep Haydn y considerado un músico bastante mediocre, la sinfonía dejó casi de interpretarse y, desde luego, perdió toda su aureola.
Yo haría la prueba de hacer escuchar a muchos obras de Michael Haydn o de músicos aún más mediocres y, en test ciego, pasarlas junto con obras de Mozart para ver hasta que punto muchos de los amantes de este últimos serían capaces de distinguirlas.
Mozart, como todos los músicos de la historia (salvo quizás más recientemente) comenzaban copiando literalmente lo que había. Algunos se quedaban toda la via ahí, mientras que otros, en edad más avanzada, hacían acopio de genio y comenzaban a desarrollar una música que iba más allá. Así ha sido siempre como ha funcionado la evolución de la música.
Mozart era un niño prodigio pero no es lógico pensar que un niño, además de conseguir componer y tocar instrumentos fuera capaz de hacer obras capaces de llevar la música más allá. No lo hizo. Quien lo hizo fue ya el Mozart adulto, a partir de los veintitantos años.
Con las óperas ocurrió igual. Mozart escribió 22 óperas, pero sólo son realmente importantes aquellas que se desarrollan, digamos, a partir de 1786. Todas sus grandes óperas las escribe en los últimos 5 años de su vida (Don Giovanni, Las bodas de Fígaro, Cossi Fan Tutte, la flauta mágica...). Idomeneo y el Rapto en el Serrallo son de 1781 y 1782 y también son buenas óperas pero todas las demás son bastante planas.
Para mi, Mozart no es un compositor para ser completista y tener "todas su sinfonías" o "todas sus óperas" o "todos sus cuartetos". Es mucho mejor quedarse con lo que hizo en los últimos, digamos 6 o 7 años y pasar de todo lo demás, respetando, eso sí, que un chaval fuera capaz de componer tan basta obra a, en muchos casos, edades tan tempranas.