Como sabéis, en el ámbito del progresivo especialmente, cada vez es mayor el número de discos que son reeditados en el formato 5.1.
No sólo está Steven Wilson, artífice de muchas de estas remezclas, sino que son muchos otros músicos e ingenieros los que se han lanzado a este nuevo formato que, como suele ser habitual, plantea la habitual duda de si realmente aporta algo novedoso o si se trata de una nueva estrategia comercial.
Mejor dicho, esto último está fuera de toda duda, luego la pregunta sería si, además de eso, aporta algo.
A mi, particularmente, la experiencia del 5.1 me redescubre muchos discos, ofreciendo una cantidad de matices que, hasta entonces, aparecían ocultos.
Más allá de la "manipulación", como dicen algunos, que se realiza con este tipo de operaciones, lo cierto es que lo que se busca es algo que, hasta ese momento no se había alcanzado y es que, sin romper el balance original, todo suene muchísimo mejor.
El otro día leía algo que explicaría el porqué estos discos resultan tan espectaculares. Según ese artículo, la separación de los distintos instrumentos grabados en pistas distintas en distintos canales hace que sea el cerebro el que realice la labor de síntesis y no que esta nos venga dada ya de forma previa por el propio equipo.
La mezcla en estéreo supone que las multipistas (8, 16, las que sean) son combinadas para ofrecer un resultado en el que el sonido proviene únicamente a través de dos canales. El cerebro sólo une, por tanto la información proveniente de esos dos canales para formarse la imagen sonora
En el 5.1, en cambio, el número de canales es mayor y por cada canal el número de pistas que se ofrecen es, en consecuencia, menor. De tal forma que, no tocando todos los instrumentos al únisono, es fácil que en algunos momentos, cada instrumento aparezca claramente diferenciado en cada uno de los canales.
Es el cerebro el que tiene que hacer esa misma labor de síntesis, pero partiendo de una información mayor. La que proporcionan 5+1 canales.
Los resultados demuestran ( a ver si encuentro en internet un artículo que leía en papel el otro día) que cuando es el cerebro el que hace esta labor de síntesis, la percepción es mucho más rica y llena de matices que cuando la síntesis es realizada previamente y ya nos llega el resultado "mezclado" en sólo dos canales.
El hecho de que la información nos llegue más desagregada permite aplicar con mayor intensidad la atención selectiva que siempre influye en todo proceso auditivo. De forma que nos permite centrarnos con mucha mayor claridad en un instrumento determinado, aislando todos los demás, que lo que nos permitiría una información que nos llega a través de dos canales.
La música suena, por tanto, mucho más nítida, más allá del efecto de que se produzca en un espacio surround (delanteros-traseros). ES decir, sonaría igualmente más nítida, aunque los 5 altavoces estuvieran situados en el frente, aunque, evidentemente, sin sensación de espacialidad.
Hay otro elemento fundamental que tiene que ver con las propiedades físicas del sonido. Y es que cada instrumento tiene su propio rango dinámico y su propia tímbrica. Cuando varios instrumentos son mezclados para que salgan por un mismo canal, hay que hacer, para entendernos, una especie de "media aritmética". Algo que ofrece un resultado tanto más negativo cuanto más disímiles son estos aspectos en determinados instrumentos. Por ejemplo, habla el artículo que, si mezclamos en un mismo canal una flauta con un bombo, la diferencia existente en la tímbrica y la dinámica de ambos instrumentos es tanta que el resultado sonoro de la grabación supone una importe merma sobre el sonido real de ambos instrumentos. La flauta suena mucho menos metálica y el agudo es más matizado y con menos armónicos, mientras que el bombo resulta mucho más apagado que si tuvíéramos una grabación individualizada de cualquiera de estos instrumentos.
Cuando ambos instrumentos se graban en pistas distintas y cada una de estas pistas es ofrecida de forma diferencial por un canal distinto, la labor de síntesis que realiza el cerebro ofrece muchísimos mejores resultados, ya que éste lo percibe como una experiencia mucho más próxima a la real de tener delante de si a un tipo tocando el bombo y a otro tocando la flauta.
todo ello explica el porqué la sensación de nitidez que se tiene cuando se escucha un sistema 5.1 es superior a la que se obtiene cuando se escucha con auriculares, por mucho que, en este caso, la espacialidad sea similar y, en todo caso, superior a si se sienta uno delante de un estéreo.
En los auriculares el sonido nos viene ya mezclado y el cerebro, tal y como ocurre con el estéreo tradicional sólo tiene que mezclar dos canales. La mejor sensación sonora que se tiene a través de unos auriculares que escuchando un estéreo, no obstante, se debe a la falta de interferencias externas y a una mayor espacialización (al venir de ambos lados y no del centro)
La explicación no parece ilógica.
Por si a alguien le interesa, abro este hilo donde poder compartir experiencias, intentar aclarar dudas entre todos o entrar en los debates que se puedan suscitar en relación con este asunto, donde, como siempre, hay quien prefiere el formato original del disco y quien prefiere todo aquello que supone una mejora de sonido. Dos posturas que, en mi opinión, no son contradictorias, sobre todo cuando las ediciones incluyen tanto la versión estéreo original como la nueva en 5.1