Si alguien va mañana al concierto de Barcelona (nostromo, al menos, creo que si) va a ver un enorme concierto.
Ayer en Madrid estuvo simplemente expléndido. Uno de los grandes conciertos que he visto en los últimos años.
Pero como este tema siempre genera polémica, tampoco diré mucho más. Al que le guste, estupendo y al que no, pues también.
A mi, desde luego, ya digo, me encantó.
Yo he visto a Steven Wilson en tres ocasiones, incluso con Porcupine Tree y, de lejos, esta ha sido la mejor.
No te cortes, extiéndete.
No lo haré mucho, ya que hoy viene la crítica en El País, que comparto en gran medida y cuyo enlace pongo al final.
El concierto fue un concierto muy, pero que muy serio y, desde luego, si alguien se acercó allí movido porque había escuchado en la radio Permanating lo debió llevar claro.
Es más, en la presentación al tema hizo una larga introducción (ayer estuvo bastante dicharachero) en la que confesaba que su madre la había transmitido sobre todo el amor por dos cosas. Una por los psycho killers (lo cual es evidente en buena parte de su obra) y otra por el pop, pero no por el pop de la radiofórmulas actuales, aclaró, sino el de The Beatles, el de la ELO, el de los Rollings o el de ABBA. La canción es un homenaje a esa música y, además, en el concierto se vió muy claro que eso era una auténtica excepción que había hecho porque le había salido de los mismísimos.
Eso sí, incluso el tema, al final, fue cambiando el al alegre ritmo sandungón acabó en una pieza bastante más "acerada".
Con frecuencia se le critica a Wilson lo que en otros, al parecer, es una virtud (es algo que no comprendo), me refiero al tema de las referencias. Cuando otros se limitan a copiar descaradamente y son alabados por su retroprog, en Wilson en criticado porque algo suena a algo.
Bien, en el concierto las referencias fueron tan amplias y tan pasadas por el tamiz del propio Wilson que quedó claro que importa un bledo si hay o no referencias (qué demonios, quién no las tiene?) porque lo que imprime carácter a todo ello es la labor de Wilson.
Allí aparecieron temas de los dos últimos álbumes junto con un puñado de temas de Porcupine Tree y alguno de los álbumes anteriores.
La incorporación de la cantante israelí Ninet Tayeb, con quien ya colaborara en su anterior álbum, es todo un acierto y, particularmente, me gustaría que se incorporara mucho más asiduamente a su trabajo.
La chica tiene una voz prodigiosa pero, además, tiene una importante presencia escénica. En el concierto no sólo se limitó a hacer los coros o cantar los duetos en los que aparece en el último álbum sino que Wilson le cedió el protagonismo en un par de temas, donde, invirtiendo los roles, ella hacía la voz solista y él los coros.
El resto de la banda, ya fijos, es de lujo.
Se ve que el espectáculo se lo ha currado, tanto en lo musical como en lo visual y en modo alguno es un espectáculo de compromiso, pero, al tiempo, no hace ni una concesión a la galería. Si ha llegado a nuevo público, será éste el que tenga que pasar por la música de Wilson y no Wilson el que adapte su música al nuevo público. Al menos por el concierto de ayer, eso quedó muy claro.
Bueno, no me extiendo más. ahí está el enlace a la crítica de El País.
https://elpais.com/ccaa/2018/02/02/madrid/1517563711_304483.html